Pienso que la caja de los desastres no necesita ayuda para abrirse. La vida no necesita que alguien le eche una mano para torcerse, ella sola es capaz de darle la vuelta a cualquier etapa magnífica que estemos viviendo.
Tan solo unos años atrás era alguien que no le dedicaba tiempo a su familia. Tenía el amor de una buena chica, pero no la valoraba y tenía tiempo libre, pero no lo disfrutaba. Tuve una de esas infancias agitadas en las que el robo y la mentira se mezclaban con el juzgado de menores para saludarte con la misma intensidad que tu madre al enterarse de lo que habías hecho. Era alguien entusiasmado pero infeliz, solo que obviamente no lo notaba. Algunas de las etapas que marcan la madurez de una persona llegan precedidas por desastres apoteósicos a todas las escalas que uno se pueda imaginar. ¿Estaba abierta mi caja de desastres sin que yo pudiera hacer nada por cerrarla? ¿Por qué la gente dice que las desgracias suelen venir envueltas en papel de regalo?
Yo mi caja de desastres no la veía como un regalo. Tampoco veía ningún papel con el que envolver nada, o quizás era yo el papel y no me daba cuenta de ello. Lo que sabía era lo siguiente: no imaginaba ni de cerca lo que mi actitud provocaba en los demás y además estaba realmente lejos de darme cuenta de la caja tan grande de desastres que estaba fabricando.
Para crear un escenario de redención creo que se necesitan dos cosas fundamentalmente por encima de cualquier otra: tener un propósito de mejora y creer que puedes hacerlo. Realmente vale con el segundo para que todo empiece a ir a mejor pero con el primero te aseguras que vas a parar a donde quieres. Y la idea es seductora. El subidón de motivación que te entra por hacer algo que vale la pena es indescriptible. Y eso fue lo que hice. Utilicé mi caja de desastres para hacer justo lo contrario de lo que había hecho hasta entonces, y en lugar de huir de la justicia lo que hacía era acercarme más a mi gente, entender sus problemas, sus motivaciones, de modo que todo lo que tenía que hacer era preocuparme de sus asuntos mientras me ocupaba de mí.
Así es como nació mi interés por el liderazgo y la motivación personal. Alguien que hace crecer algo es un líder, aunque solo sea para sí mismo. Ha metido tiempo y esfuerzo en conseguir que algo suceda y se ha puesto a la cabeza del proyecto porque si no lo hace por sí mismo nadie más lo hará por él. Así nace también la gente que vale la pena conocer.
¿Has visto en tu caja de desastres algo que valga la pena utilizar y que sirva para reventar algunos viejos condicionantes? Ahí puedes tener el regalo del que habla tanta gente, darle la mano justo a lo que estabas rechazando. A esa parte de ti que tanto has escondido porque te da vergüenza reconocerla, porque no quieres que te persiga por más tiempo pero como nunca se va crees que estás mal y que tu familia, tus amigos o tus trabajos no son mejores por culpa de lo que hiciste, solo que no es verdad, es que aún no te has atrevido a darte la mano sin juzgarte y tratas de olvidar lo que eras para poder rehacerte, pero eso no está bien porque en realidad estás perfectamente, eres un proceso de creación, y como cada proceso de creación se necesita primero una destrucción.