El precioso puente de Navaluenga -llamado Puente Viejo o Puente Románico- que atraviesa el río Alberche, afluente del Tajo, es un elemento emblemático de la localidad, sobre las piscinas naturales fluviales, en un entorno idílico. Su relevancia le lleva a aparecer en el escudo de la población.
Los datos históricos de su construcción se remontan al siglo XVI. El 19 de febrero de 1542 Alonso Herrandes, vecino y regidor de Navaluenga, se dirigía al Concejo y Universidad de la Tierra del Burgo, creado por Alfonso X el Sabio en 1275 como una de las primeras instituciones de su época en la provincia: su capital radicaba en Burgohondo, en torno a la abadía de Santa María, y lo conformaban ocho parroquias más de la comarca, entre ellas Navaluenga, que perteneció al Concejo hasta la desamortización de Mendizábal, surgiendo como Ayuntamiento desde 1837.
El regidor Herrandes el citado día informaba al Concejo del Burgo de la necesidad de construir un puente sobre el río para facilitar el tránsito ganadero hacia la sierra. Solicitaba la concesión de un terreno del Concejo para arrendarlo y con los fondos obtenidos costear la edificación. El Concejo otorga licencia para construir el paso y dona las rentas de una tierra. 
De este modo, se inicia la obra: se levanta el puente con sillares de granito, unidos con argamasa. Su estilo arquitectónico, de trazas renacentistas, imita formas románicas: sus cinco gruesos apoyos abren cuatro arcos de medio punto de diferentes tamaños, siendo el tercero el más elevado. Sus dos tajamares amortiguan la fuerza del río en la base del puente, formando dos balcones de espera.
Sobre los pretiles del puente de Navaluenga encontramos dieciséis cruces distintas, dos círculos con un hoyo interior, una figura en forma de doble triángulo y cazoletas entre las cruces, posiblemente utilizadas para colocar velas encendidas, con la función de proteger a los viajeros e iluminar a los alguaciles que cobraban el portazgo cuando era de noche.
El puente de Navaluenga también se relaciona con leyendas y tradiciones orales que merecen su propia entrada, que será la próxima.