Carolina Ares

Escrito a tiza

Carolina Ares


Cervantes Chico, Cervantes de Oro

20/07/2024

¡Qué alegría! ¡Qué ilusión! ¡Begoña Oro se ha llevado un galardón! ¡El más grande entre los escritores de niños! El del hermano del Cervantes, el Cervantes Chico. Aunque igual no se han enterado: no está en los telediarios, ni en la mayor parte de la prensa. En este caso hay que dar gracias a las redes sociales, porque con ellas ahora es más fácil enterarse. Puede que alguno de ustedes piense: Begoña… ¿quién? Y, sin embargo, de veinte años para abajo, los que leen la conocen bien, pues empezaron su andadura literaria con Ensalada de Letras, Doña Despistes o Rasi.

Aprender a leer puede parecer fácil, pero no lo es. Sin volver a entrar en detalles, además de todas las capacidades que el niño tiene que tener desarrolladas, consiste en repetir y repetir, y practicar y practicar, y, por mucho que les motivemos y los animemos, sin este trabajo tan importante de insistencia, no podrán dominar la lectura completamente. En esta área de la educación es difícil que puedan encontrar una manera de lograrlo que no requiera esfuerzo. Con este panorama tan desolador que les he pintado (aprender y enseñar a leer son de las cosas más bellas del mundo, aunque no lo parezca), si no hubiera Cervantes Chicos en el mundo, podría ser una tarea imposible, pues se necesitan historias que gusten, motiven y diviertan a los niños, que les hagan ver que el esfuerzo y el trabajo que requiere merece la pena. Escribir para niños no es sinónimo de baja calidad, de poco talento literario o de historias sencillas. Jamás me cansaré de repetirlo: la literatura infantil es la que nos hace lectores, la que deja una impronta en nosotros superior a cualquier otro libro y la que nos acompaña, de una manera u otra, a lo largo de nuestra vida. Si no existiera la literatura infantil, no existirían los lectores.

Sin embargo, parece que a nivel social y cultural no pasa de lo anecdótico: lejos está el anuncio del Cervantes Chico del de su hermano mayor. Ni si quiera comparten padre: la apuesta por la literatura infantil es del Ayuntamiento de Alcalá de Henares. Mucha gente ni sabe de su existencia. En la mayoría de los casos, jamás llegamos a saber que aquel autor que nos enseñó lo que era la literatura, que nos hizo soñar, reír y querer leer más, se ha llevado un premio que es muy importante dentro del mundo en el que se mueve, pero sin mayor repercusión más allá.

Dice la propia Begoña Oro que a los escritores de literatura general se los admira, pero a los de infantil se los quiere. Les propongo un experimento veraniego para comprobarlo. Busquen la lista de galardonados del Cervantes Chico y observarán que, si ahora pueden leer, alguno de ellos ha tenido algo que ver. Muchos de ellos les sonarán, a otros directamente los amarán, aunque lo hayan olvidado. Cojan un libro de esos autores que adoraban de pequeños y redescúbranlo: podrán constatar que les gusta tanto o más que cuando lo leyeron por primera vez.