Pilar Rodríguez y su grupo de adolescentes, vestidas de negro, van nombrando a las mujeres asesinadas. Dan miedo las cifras. Y el dolor retumba en el Mercado Grande con cada nombre de las 42 asesinadas y los versos de Sarah Kane, "Quiero dormir a tu lado". El círculo de los que oyen y miran tiene el alma en un puño porque está viendo cómo el machismo convierte la vida de muchas mujeres en miedo, vergüenza, rabia y desconcierto. "¿Qué demonios les pasa a muchos varones? ¿Qué parte de la intrincada maquinaria de su cerebro o de su corazón está averiada?, escribe la novelista Rosa Montero. Y Marisa Paredes apostilla: "Todas las mujeres han sido agredidas en algún momento: un pellizquito en el culo, un tocarte la teta, un rozarte...".
Sostiene Pereira que recorrió algunos de los actos que se multiplicaron los días en torno al Día Internacional de la Violencia contra la Mujer. Nadie quiere quedarse atrás y, en vez de unirse en un único acto que muestre la fuerza de los que creen sin peros en la igualdad, cada institución, sindicato, partido y asociación pone su pequeño huevo. Siempre compitiendo, siempre divididos. Mientras, otros diseminan el odio y los bulos en mítines, en TikTok y otras redes: "La violencia machista es mentira, un invento woke". Y los adolescentes, sobre todo varones, se lo creen. ¿Acaso no ven que la violencia es real, que el miedo es real, que sus propios padres temen cuando salen de casa sus hijas y no duermen hasta que no vuelven? ¿Acaso pasa lo mismo con el hijo de igual edad?
Minutos de silencio, concentraciones, manifiestos, lazos morados, manifestaciones, teatro, debates, batucadas para atronar las conciencias dormidas. Todo eso y más sucede cada 25 de noviembre. Pero, la violencia machista no cede. Viene de muy lejos ese odio violento que persigue a las mujeres de la Tierra, que les rebana los clítoris, que las viola como botín de guerra o las secuestra como los romanos a las Sabinas, que las quema como brujas, que las casa a la fuerza, que las prohíbe hablar en público, que las silencia en los libros de texto. Son muchos siglos de poder patriarcal. El miedo del varón a perder el poder es la causa de ésta violencia y de otras.
¿Como se combate esta lacra? ¿Qué pasa para que el discurso negacionista de la violencia machista esté creciendo entre los varones adolescentes? ¿Acaso las cifras no son evidentes? ¿Cuántos hombres han sido asesinados a manos de mujeres, esposas, novias o familiares? Entre las muchas medidas que se están tomando, las que afectan a la prevención son prioritarias. Como declaró el subdelegado del Gobierno de España al presentar la obra teatral "Francisca" (de Pedraza) a la que asistieron 320 jóvenes escolares, "Los jóvenes son el grupo de la población donde más efectiva puede ser cualquier tipo de acción contra la violencia de género. No debemos esperar a que tenga que ser la actuación policial y la judicial porque siempre va detrás de las consecuencias".
¿A qué espera la Junta para hacer de la Educación afectivo-sexual una materia troncal en el currículo escolar de niños y adolescentes? Ya dice el refrán: "Árbol viejo, difícil de enderezar."