Sostiene Pereira que, buscando tema para estas líneas, comprobó que la próxima entrega coincidía con el Día del padre. Pensó dedicárselo a tan polémica efemérides por eso de las nuevas masculinidades, pero, casualmente, oyó en la radio un anuncio de la ONCE que le quitó las ganas. Desde que el capitalismo ha convertido las ideas más nobles en dinero, le resulta doloroso celebrar tanto Día de… Máxime cuando es una Organización que lleva por bandera la solidaridad como en este caso. Miren si no es para enfadarse al oír este obsceno anuncio una y otra vez confundiendo dinero con cariño filial al tiempo que contribuyendo a convertir a España en una timba. Luego, los mismos que potencian esto, se escandalizan porque están creciendo los adolescentes enganchados a los juegos de azar deportivos. El citado anuncio dice: "No me mires como a un amigo, mírame como a un padre. Tú lo que quieres son los 17 millones. Por 17 millones, uno se hace padre de cualquiera. Extra del Día del Padre de la ONCE. Ahora, cualquiera quiere ser tu padre. Juega con la ONCE. Juega con el corazón. Díselo a lo grande. Bien jugado".
Después de escuchar esta fea manera de hacer caja, optó por olvidarse de la paternidad y sus nuevos retos y se inclinó por dedicar unas palabras a la actualidad circulatoria de esta ciudad amurallada. Porque al tema se le acumulan las críticas por las numerosas obras, por el carril bici, por la zona de bajas emisiones y por los acelerados patinetes que no respetan ni al centenario negrillo del Rastro. Parece mentira que una ciudad tan pequeña, que en 40 minutos se atraviesa andando, tenga tantos problemas para compaginar los diferentes modos de recorrerla. Y es que está mal planificada desde hace muchos años; desde que los constructores empezaron a mandar en el desarrollo urbanístico municipal y lo hicieron pensando en su negocio. De aquellos lodos, vienen las chapuzas en los barrios nuevos (rotondas e inundaciones incluidas) y el abandono de las infraestructuras en el casco antiguo, sometido, por ello, a las muchas obras actuales.
Sin duda, Ávila necesita con urgencia desarrollar ampliamente su Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) para facilitar la vida a sus vecinos, no solo a sus turistas. No puede ser que unas gotas de agua provoquen un caos circulatorio; que los alrededores de los Colegios sean un peligro para niños y acompañantes con entradas de coches particulares hasta la cocina; que haya calles estrechas con doble sentido y aparcamiento; que los patinetes hagan de las suyas; que el transporte público no esté mejor adaptado a las necesidades de estudiantes, trabajadores y mayores y que que la peatonalización sea tan poco ambiciosa. La calle de san Segundo, por ejemplo, debe ser peatonal y dejar de ser entrada al aparcamiento y unión entre el norte y el sur de la ciudad. Circunvalando la muralla es más rápido, menos contaminante y más fácil para los conductores, que tendrán antes la opción del aparcamiento del Rastro.
En fin, va siendo hora de que las obras lleguen a los barrios abandonados a su suerte. Haría bien el Ayuntamiento en no perder ni un ápice de las ayudas europeas antes de que los vientos huracanados se lleven los dineros a otros menesteres más belicosos. Y de paso, debía programar campañas para andar y "bicear" más. Es cuestión de modificar los usos y las costumbres.