María Ángeles Álvarez

Musgo sobre granito

María Ángeles Álvarez


Imaginaste arroyos verticales. La cantata de las migraciones

30/01/2025

Cuando mi querida amiga y admirada poeta María Ángeles Pérez López me invitó a la presentación en primicia de la Cantata de las Migraciones en la Universidad de la Mística, ya intuía que el argumento y el texto iba a recordarme su poemario El mar Mediterráneo de los muertos. Hay libros que cuando los lees sientes que algo en tu interior se ha dado la vuelta, que el mundo poético que habitas, donde escribes y donde aprecias la obra de otros poetas, ha cambiado. Esto siento cada vez que abro este poemario, que ganó el prestigioso premio de poesía Margarita Hierro, así como el Premio Nacional de Poesía Menéndez Valdés al mejor libro de poemas del 2024. Cuando dejas a la palabra poética lanzar toda su potencia, que es enorme y ataca directamente a nuestro interior, sientes que es una herramienta maravillosa que transforma todo.
Romper el lenguaje, ir siempre más allá en la expresión, buscar las imágenes más genuinamente valientes para ir construyendo un poema íntimo y personal. Y cuando expresamos sentimientos profundos, comienza todo a hablarnos de manera muy particular, en temas tan dolorosos, injustos y crueles como la sangría de miles de seres que, en un intento de llegar a una costa de vida, se encuentran en un mar de muerte. 
Una Cantata en pleno siglo XXI, que arranca su vuelo en una capilla, en un ambiente de oración profundo que nos iba llevando a habitar en esos escenarios que iban apareciendo: una nueva morada teresiana en esta su casa. Una cantata donde los inspirados y bellos versos de María Ángeles se fundían de manera profunda con la música que el grupo musical Pilar de la Sota de Salamanca ha creado para ellos. La voz de los dos cantantes se enlazaba con el chelo, las flautas traveseras, el violín, la guitarra y el acordeón. Y comenzaba a aparecer todo como un conjunto armónico, en la recitación de los poemas por parte de distintas personas que con sus voces daban también una mezcla de colores y de matices a los versos. 
Las palabras y las canciones nos llevaban a esos momentos íntimos en los que un ser decide dejar su vida y su casa para empezar en tierras lejanas una nueva existencia. Y este anhelo, "levantando arroyos verticales al perseguir la luz" se convirtió en una trepadora llena de zarcillos, ahogando y maltratando sus ilusiones.  Comenzaba la música dentro de un aire, un viento que fue moviéndose hasta el final, mostrándonos el rostro de tantos seres, de tantos muertos abandonados, de niños que dejaron atrás sus juguetes, de mujeres que solo querían morir en medio del paraíso al que llegaban. 
Cifras, miles de muertos, miles de seres envueltos en una caravana de penas y de violencia, mientras el mundo en el que habitamos vuelve la cara. Y yo me preguntaba en medio de la impresión por lo que íbamos oyendo, si la compasión y el amor que ha construido nuestras creencias y que empuja nuestras vidas, no es capaz de lanzarnos a los demás, a esos seres indefensos que el mar dejar varados en las costas.
Las imágenes que íbamos viendo en la pantalla al ritmo de la música comenzaban a mostrarnos algunos rostros con nombres propios como el del pequeño niño Adou que viajó en una maleta, como los de Dunia, Alima y Mariam. 
Y todo terminó de una manera tan bella como cruel, el cielo que era un mar rojo comenzó a llover gotas de sangre, mientras las libélulas se golpeaban una y otra vez. Un mar que todos comenzamos a producir en nuestras gargantas, que nos lanzaba a cantar alzando la voz, mientras la capilla se llenaba de una cálida y húmeda capa tejida con la emoción que conteníamos.
La poesía es un instrumento muy sutil que nos da vuelcos por dentro y que puede cambiar el panorama de este mundo tan cruel en el que habitamos, si hacemos caso a nuestro corazón y vamos a coger la mano del que se ahoga delante de nuestra casa.
Querida amiga poeta, escribir versos que se llenan de música por dentro, que vuelan sobre los espectadores, que gimen y lloran, mientras en su ser íntimo no pueden dejar de ser bellos, es algo que transforma el momento, como el que viví el otro día en el CITeS, en medio del Congreso "De los sentidos del corazón" de la X Cátedra Enrique Ossó.   Palabras y versos que transforman mi vida, mi escritura y mi corazón, gracias.