Apuramos los últimos días del 2024, un año que para Diario de Ávila y los profesionales que integran esta familia ha sido especial, al conmemorarse su 125 aniversario, y que ha culminado con una serie de acontecimientos que nos han permitido recoger el cariño y el reconocimiento de la sociedad abulense, a las que nos debemos con la tarea que realizamos día tras día para hacer realidad que el periódico salga a la calle. Una labor de cronistas de lo que acontece en Ávila y su provincia, que es posible gracias a la participación, de una o de otra manera, de muchas personas, y que si tiene algún sentido es por sus lectores, fieles seguidores de lo que se recoge en las páginas de este periódico centenario a través de las cuales se informan, se acercan a la opinión de un buen número de colaboradores, se entretienen, incluso amplían sus conocimientos. Por ellos merece la pena que los profesionales de esta casa sigamos volcando todos nuestros esfuerzos para ofrecer un periódico garante de la veracidad, honesto y que contribuye a hacer ciudad y provincia.
Una capital y una provincia que tienen muchos retos por delante y que desde esta tribuna, desde mi humilde opinión, me atrevería a lanzar tres deseos, entre tantos frentes abiertos que existen, para ver si se ven cumplidos en 2025.
El primero, después de un año en el que Ávila ha estado levantada por obras (por fortuna ya se empiezan a ver los resultados de las actuaciones), es el de hacer frente al problema del aparcamiento. Hasta la fecha estas obras (especialmente en el centro, pero también en otras zonas de la ciudad) no han dejado de eliminar plazas, y es prioritario que se busquen nuevos espacios para el estacionamiento. Y más teniendo en cuenta la inminente entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones este próximo 1 de enero.
El segundo, histórico, y al que se sigue sin dar respuesta, es el problema del agua, del que parece que sólo nos acordamos cuando hay sequía. Pero no se están aprovechando años de bonanza para acometer unas infraestructuras que son fundamentales para la ciudad.
Y el tercero, que está en manos del Gobierno central, es aclarar el futuro de los peajes de la AP-6 y la AP-51… y ver si hay futuro para la A-40 y para la conexión por autovía con la A-6. Y confiemos que se piense en lo que necesita Ávila y los abulenses con la decisión que se adopte. Podía hablar también del tren, y de esos tiempos de viaje y frecuencias, especialmente con Madrid, pero eso da para un capítulo especial.
Tres deseos, entre otros muchos que se podían plantear, que a mi juicio podrían marcar el futuro de Ávila.