En la columna anterior tratábamos de los trenes, del declive del ferrocarril que un día hace siglo y medio fue el revulsivo económico de despegue…
Aparte de la gran concentración, que denota la preocupación general por este deterioro que nos está retrotrayendo muchos años en este servicio ferroviario, y no sólo a nosotros, sino también a la capital y a toda la provincia o la parte de ella que algún día vivió tiempos mejores en esto de las comunicaciones ferroviarias, porque hay otras grandes zonas a las que no llegó nunca. Prácticamente al ismo tiempo estaos viviendo otro episodio semejante de deterioro, las comunicaciones por autobús, más de lo mismo.
Fíjense amigos lectores, el gran impacto que fue el inicio de los ferrocarriles del norte, Madrid-Irún, que también fue la "postal" de nuestra ciudad, porque, quizás es la foto más antigua de la ciudad, del fotógrafo francés Jean Lautent, 1858-60, una de esas fotos que el gobierno de entonces encargó a históricos fotógrafos de grandes obras públicas del momento.
Con el ferrocarril Arévalo recibió un gran impulso en la industria y la manifactura, en la exportación de productos agrarios y en un renacer de sus ferias y mercados.
Luego llegaría la unión afectiva a raíz de un desgraciado accidente ferroviario en 1944, que fue la razón de nuestro título de Muy Humanitaria… hay otros accidentes posteriores, también notables, aunque no llegaron a las desgracias humanas del primero, por lo que se crearon unos vínculos muy especiales de la ciudad y el ferrocarril, a tal punto de en tiempos tener unos servicios de trenes y paradas quizás superior a la categoría de la estación y del tráfico de Arévalo, un signo de agradecimiento. Todo eso se ha roto a trizas.
Prueba de esos vínculos es la máquina de tren antigua que está enclavada en la Avenida de Emilio Romero, la antigua carretera de la Estación, que es un hito de esa unión de la ciudad y el ferrocarril.
La estación tenía un tráfico de viajeros no muy elevado, proporcional a la población, pero estaba bien comunicada con Ávila, Madrid y Valladolid, en la línea Madrid-Irún, nuestro eje natural, como lo es el corredor de la A6. Con la instalación de la Harinera Vilafranquina en sus inmediaciones, parece que garantizaba que esta estación permaneciera activa ya que el tráfico de mercancías sobrepasaba los mínimos…
Con la implantación de la Alta Velocidad, se nos ha marginado, tanto a la capital Ávila, como a Arévalo, dejándonos en un punto aislado de los nuevos ferrocarriles, poniendo en peligro los mínimos servicios ferroviarios que nos comuniquen con el mundo de los viajes, de las comunicaciones.
Amigos lectores, algunos datos nos hablan del sensible retroceso en lugar de "coger el tren de la modernidad" y nunca mejor dicho… Ávila y Arévalo tardan mucho más tiempo y con menos servicios en el eje Madrid -Ávila- Valladolid.
Cuando lo números y la mecanización han tomado la supremacía de los servicios llamados públicos, hemos perdido la partida. Ya no importan las personas, su bienestar, su acceso a los bienes de una sociedad avanzada. Sin trenes, sin autobuses, sin colegios, sin farmacias, sin tiendas… como quieren luchas contra la España vaciada, ¡que horror de nombre!
Esto es la España "trasterrada" que tiene componentes más humanos que los simples números… un drama para los últimos momentos del agro. Qué triste…