Enrique Fernández Dégano

El rincón del Tiétar

Enrique Fernández Dégano


Un hecho histórico

09/04/2025

A veces, manoseamos tanto el lenguaje que acabamos por deslavazarlo, pues las palabras mal usadas o las frases muy trilladas terminan siendo puros clichés o muletillas lingüísticas en los que nos apoyamos y acaban siendo el eje central y vacío de contenido de nuestro mensaje.
Esto ocurre, por poner un ejemplo, con una expresión muy utilizada en la actualidad, cuando un suceso, una noticia o cualquier cosa que acontece se convierten por mor del lenguaje en "históricos". Aunque no reflejen con precisión lo que se quiere decir. Afirmando que determinado hecho es histórico, lo hemos dicho todo; sea acertada o no esta aseveración. 
Ha habido acontecimientos acaecidos en los últimos tiempos, de gran relevancia a escala mundial, como fue el asalto al Capitolio de EEUU, materializado por una turba de descerebrados, que han alcanzado la categoría de históricos, mal que nos pese. De igual modo que lo ha sido el resultado de la reelección del actual mandatario norteamericano (otra cosa es la conveniencia o no del hecho histórico) o "la guerra arancelaria". Ocurre también con otros sucesos mundiales de actualidad, de gran repercusión internacional como la guerra de Ucrania o la de Gaza en Oriente Próximo y un largo etc. De la misma manera, en el ámbito de la vida nacional, la DANA de Valencia. Asimismo, las últimas borrascas y el desbordamiento de los ríos Adaja y Chico en la ciudad amurallada o del Alberche (sobre todo a su paso por Navaluenga), con inundaciones que afectaron el pasado mes de marzo, especialmente, a nuestra capital y provincia o a otras aledañas como Toledo (en Talavera de la Reina, el Tajo destruyó parte del conocido como puente romano –en realidad medieval–) y Madrid u otros eventos de la actualidad que, desgraciadamente, han alcanzado o alcanzarán la categoría de históricos porque la tienen "per se". –Aunque las inundaciones mencionadas pertenecen al tipo de riadas naturales que suelen ser recurrentes y en las que las malas praxis, como la urbanización de las zonas inundables y la falta de mantenimiento y limpieza de los cauces, ayudan a que puedan resultar aún más catastróficas–. 
Bien es verdad que, de alguna manera, todo es histórico en el sentido de que lo que acontece forma parte del devenir de los acontecimientos que, intrínsecamente, pertenecen a la historia. Pero el carácter de hecho histórico, por su especial relevancia desde el punto de vista de la disciplina de la Historia, no parece casar con todo lo que sucede en el devenir histórico. Corresponderá a los historiadores evaluar si el hecho en cuestión puede ser considerado como tal y colocarlo así en los anales de la historia.
Podemos cuestionar si diversos acaecimientos son o no históricos en virtud de su trascendencia para la posteridad, para la historia. Pero lo que sí parece incuestionable es el mal uso lingüístico que se hace con mucha frecuencia, sobre todo, en los medios de comunicación, cuando se califica cualquier evento de histórico, la mayoría de las veces, sin que alcance esta categoría.
 Los estudiosos del lenguaje tipifican estos hábitos lingüísticos como falta de precisión y contenido significativo cuando el hablante no conoce a fondo o con detalle el tema del que habla. Formando parte del conjunto de expresiones que componen el menú de lo que podríamos denominar "comida basura" de nuestra lengua. Tendiendo por consiguiente a la generalización, a la imprecisión lingüística y utilizando estas muletillas o frases hechas, que son, por otra parte, muy socorridas para salir del paso. Siendo en ocasiones un cajón de sastre donde cabe todo; usándose, con asiduidad, en la comunicación oral.
El caso del que hablamos aparece manido en los medios de comunicación o en el lenguaje de la clase política. Particularmente, este último es una muestra de imprecisión y generalización que conducen a la ambigüedad y, por ende, a la manipulación de los contenidos y la voluntad.