En el inicio universitario del estudio del Derecho, en un Estado Social y Democrático de Derecho, como es el nuestro y conforme a las reglas de la convivencia y del sentido común, queda muy clarito que la Constitución no puede ser manejada caprichosamente por ninguna maniobra del Gobierno de turno en Cortes de la Nación española, ni en la Comunidad Autónoma. Desde el principio del consenso constituyente, se asumió el pacto por la convivencia en nuestro Estado de las Autonomía y quedó reflejado en el libro de la convivencia, en nuestra presencia en la continuidad de nuestra Nación entre las demás naciones europeas. El estudio del Derecho Constitucional, de nuestra Constitución y del pacto social y político de nuestra condición de ciudadanos soberanos, dueños de nuestro destino europeo occidental y en el mundo mundial de las naciones democráticas, es un hecho real, no negociable en ninguno de los casos bajo la presión forzada por ninguna opción política que sea contraria a la decisión de la mayoría de la Nación Española de vivir en paz en el consenso constituyente de cada día. Apuntes para la realidad.
Las reglas de la convivencia y nuestra presencia en la gran historia que el destino nos ha dejado como testimonio de nuestra gran e irrepetible historia, nos ha enseñado la necesidad de contar con buenos y bien preparados dirigentes para seguir asumiendo y fortaleciendo la presencia de nuestra Nación en las crónicas imborrables de nuestra realidad europea, nuestra casa natural, de toda nuestra gran en su unidad y sin zumbados (ver diccionario) que la quieran trocear y debilitar por ansias de poder y ordeno y mando.
La ciudadanía, en mayoritaria dimensión española, tenemos nuestro orgullo de ser miembros de la soberana pluralidad social y política que hace posible la continuidad en nuestra historia, como partes inseparables en la construcción de la Unión Europea, realidad connatural e inseparable de una historia real y común.
El juramento y /o promesa por la representación política no puede serlo a conveniencia de opciones políticas que no estén comprometidas con la Nación española. La Constitución acoge y protege nuestra propiedad nuestra, nuestra dimensión y magnitud soberana del Estado autonómico, respetando las reglas de la supremacía de la Constitución por serlo de todos, de nuestra Nación y de todos para todos, como debe serlo. Apuntes para políticos en la realidad.
Un ejercicio serio de la representación política no puede desconocer el inmenso compromiso social y sus consecuencias para toda la Nación española, ni interpretar la realidad con anteojeras ni prejuicios que solo permitan ver un aspecto limitado de la realidad social y política; sería una irresponsabilidad consentida en las crónicas políticas de cada día; ya nos entendemos en estas cosas de los apuntes para mejorar las lecciones constitucionales y no andar como pardillos incautos en manos del programa separatista de turno.
El estudio jurídico de la Ley fundamental, desde el principio de las clases de formación, que unos cuantos necesitan para saber en qué lugar están y no sólo para ser retribuidos del presupuesto) nos recuerda que la interpretación del ordenamiento jurídico debe serlo de conformidad con el contenido de la Constitución.
En temas de libertad de opinión, como estos apuntes y crónicas, conocemos su importancia para seguir engrandeciendo y enriqueciendo nuestra Constitución, que funciona y con más de cuarenta años en ejercicio desde 1978. Nos viene dejando, por escrito y en crónicas y en imágenes, páginas de sobra para valorar la historia de nuestra convivencia, desear grandes líderes políticos que dignifiquen el compromiso con nuestra Nación y sean coherentes con su responsabilidad y representar la soberanía nacional española y no debilitar nuestra democracia, en el mundo real. Así que a tomar buenos apuntes y estudiar la realidad social, política y mundial, sin limitarse a los apuntes ideológicos contrarios a la Nación española y nuestras Comunidades autónomas, no parcelas de separatismos por encargo, en negligente follón y realidad: La Constitución recoge el compromiso de la Nación por hacer real la convivencia y en paz, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía y proclama su voluntad...que sigue para ser cumplida, leída, a repasar y tomar apuntes los líderes políticos, sin tanto chundachunda segregador de nuestros apuntes constitucionales. ¡Ea!