Ignacio Paradinas

En mi terraza

Ignacio Paradinas


El barrizal de la política

03/05/2024

Desde hace bastantes años, la política se ha convertido en un lodazal, en el que todo vale con el objetivo de destruir, al contrario, al que opina diferente. Es una batalla sin cuartel, a fin de conseguir el poder al precio que sea, y en el que no existe el respeto personal al adversario, y mucho menos el aprecio. Yo añoro aquellos tiempos en que la educación y la cortesía, no eran obstáculo para mantener posiciones radicalmente opuestas. Una época, en que abundaban los políticos cultos y amables, en que se reunían para acordar propuestas, y después terminar tomando juntos un café en una cafetería, son historia. Fueron capaces de elaborar una Constitución con figuras tan opuestas como Fraga, Carrillo, Alfonso Guerra o Herrero de Miñón. Hoy en día, creo que sería una quimera, desgraciadamente.
Considero que es una desgracia, que la política se haya convertido en una charca inmunda. Y cuando hablo de política, no solo me refiero a la política nacional, en el que la descalificación y el insulto personal, llega a extremos insospechados, sino también a la política municipal, donde la cercanía y el conocimiento personal deberían prevalecer sobre el enfrentamiento descarnado. Es terrible, que a nivel municipal, no se puedan poner de acuerdo en la aprobación de unos presupuestos, para atender las necesidades de los ciudadanos, como en el caso de nuestra ciudad. ¿Tan difícil es acordar las principales necesidades de nuestros conciudadanos? Que, entre cuatro partidos, no sean capaces de ponerse de acuerdo, me parece una tragedia. El partido mayoritario en la ciudad de Ávila, no puede aprobar los presupuestos, fundamentalmente por ser un partido de ámbito provincial, y el resto de ámbito nacional. No es de recibo, los intereses de los habitantes de Ávila, debieran ser mucho más importantes, que los cálculos partidistas de los partidos nacionales.
La irrupción de Podemos, como consecuencia del 15-M, con su catarata de descalificaciones e insultos al resto de los partidos, y la aparición de Vox, con la violencia de sus propuestas y ataques personales, ha permeado al resto de los partidos, y es una vergüenza ver las intervenciones en Las Cortes o El Senado, donde impera las descalificaciones personales barriobajeras, los insultos, los bulos, las referencias a la familia, o simplemente las mentiras. La consecuencia de esta situación, es conocida, el hartazgo de los ciudadanos, la desafección de la población, el distanciamiento de lo público, en una época en que hay muchos problemas, como el deterioro de la sanidad pública y su infrafinanciación, la falta de un modelo educativo acordado, que no esté sujeto a los vaivenes de las elecciones, el acceso a la vivienda, el alquiler en las grandes ciudades, el envejecimiento de la población, la carestía de la vida, y muchísimos más problemas que preocupan a los ciudadanos. Todo esto se pospone, en la lucha partidista en la que solo importa la destrucción del adversario.
En mi modesta opinión, la mayor parte de la culpa de esta situación, la tienen los propios partidos políticos, el control que ejercen sus aparatos centrales en la actividad de sus diputados, senadores, concejales, y asesores de todo tipo, que limitan enormemente las decisiones de sus propios políticos. Desde aquella frase célebre de Alfonso Guerra sobre la libertad de sus representantes, "el que se mueva, no sale en la foto", en la que se refería expresamente a la obligatoriedad de seguir los mandatos del aparato del partido, y la ausencia de libertad de sus representantes políticos, para tomar decisiones a título personal, so pena de no volver a ser elegidos para la próxima candidatura, el control de los partidos sobre sus afiliados y candidatos, es férrea. Si a ello añadimos la profesionalización de los cargos políticos, con su dedicación exclusiva y permanente a la representación política, su ausencia de vida profesional, al margen de la política, el control es absoluto, si les mandan decir que es de noche, durante el día, no dudaran en afirmarlo.