La rapidez de los acontecimientos hoy en día, es sorprendente y aterradora hasta en los lugares más pequeños y alejados. Todos los días nos despertamos con un aluvión de noticias y acontecimientos en cualquier parte del mundo, que nos sorprenden y angustian. Las noticias de los medios de comunicación nos aturden, incluso aunque estén situadas en el otro extremo del planeta, algo que no sucedía no hace tantos años, tenemos información de desgracias y acontecimientos en cualquier lugar de la tierra, sobre todo las más desgarradoras. Y es difícil sustraerse a ellas. Hace menos de cincuenta años, la vida en el área rural, en los pequeños pueblos, variaba casi imperceptiblemente a lo largo de los años, prácticamente en función de los cambios del tiempo. En Ávila estos cambios eran extremadamente modestos, asimismo, los acontecimientos en la India, o los países sudamericanos, no nos afectaban significativamente, vivíamos ajenos a estos mundos.
No hace más que treinta y cinco años de la primera conexión de Internet en España, interconectando cuatro centros de forma experimental, y solo treinta años que tenemos proveedores de servicio de Internet en nuestros hogares, aunque solamente las grandes empresas y centros de investigación las usaban regularmente. Hoy en día la inmensa mayoría de la población, sobre todo la más joven, utiliza la red profusamente, durante varias horas al día, hasta el punto, que no sabríamos vivir sin ese servicio. Las relaciones interpersonales han cambiado de forma radical, las redes sociales han modificado las relaciones entre las personas hasta extremos inconcebibles hace tan solo varios años, y más que lo van a cambiar en los próximos. No podemos ni imaginar cómo va a ser nuestra vida dentro de unos pocos años, porque lo que si sabemos, es que la Inteligencia Artificial (IA) nos la va cambiar, y no sabemos en qué sentido. Ahora se empieza a hablar de cómo se podría regular ésta, pero ya hay resistencias a que se pueda controlar la IA, y lo que está claro es que con la inteligencia artificial se puede modificar la verdad, para generar falsedad, con una facilidad sorprendente.
La telefonía móvil, su vertiginoso desarrollo, su abaratamiento, y su accesibilidad, ha condenado a los teléfonos fijos al ostracismo. Tan solo la población mayor usa regularmente este servicio, y también está cambiando aceleradamente al uso del móvil, es curioso observar el uso de éste por parte de los mayores en los centros de salud, o en las paradas de autobús. En la población joven, el uso del móvil está tan arraigado, que es ridículo observar grupos de jóvenes atentos cada uno a su móvil, a la salida del colegio, por ejemplo, o parejas de amigos comiendo o bebiendo, atentos cada uno a su propio teléfono, durante horas. El uso del móvil sobre todo en la población menor, está tan arraigado, su uso para pagar cualquier cosa está tan generalizado, que una parte no menor de esta población, no lleva dinero habitualmente, algo que nos habría sorprendido hace unos pocos años. Y es que los cambios son tan acelerados, que lo que consideramos novedoso hoy, se queda anticuado en pocos meses, incluso en Ávila.