1. El Estado debe respaldar y garantizar, con su poder, el respeto de las "normas jurídicas" y a los tribunales; consiste en hacer valer el compromiso constituyente de cada día: imponer la ley y el orden constitucional como labor de los gobernantes, todos, elegidos en elecciones libres y periódicas, en una convivencia respaldada por el derecho de toda la ciudadanía al imperio de la Ley. Es básico, estudiar y retener cultural y políticamente, que: la Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de: Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo. Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley cono expresión de la voluntad popular. Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. Buen punto de partida.
Habrá que repasar y recordar a algunos los profesionales de la vida política el compromiso asumido y contraído con la soberanía nacional, por establecer una sociedad democrática avanzada. Otro puntazo.
Tras 45 años, con la mayoría de edad constitucional en ejercicio, hay que seguir enchufando el cerebro que el sentido común y responsabilidad social y política deben activar cada día en convivencia: alimentarse bien para asumir la responsabilidad, estudiar las lecciones por la convivencia, y tener las cabezas en forma para que la Ley de leyes siga siendo de los ciudadanos españoles soberanos, conforme han adoptado y ratificado para seguir haciendo que la convivencia esté por encima de enfrentamientos, elevaciones de muros excluyentes sin sentido de Estado, ni lógica insocial por enemistar la vida política entre ciudadanos españoles, política y socialmente convivientes y vecinos, en necesaria pluralidad de opiniones sin necesidad de tonterías que oferten viajes a la nada social parlamentria. Repunte político Plural.
Hemos establecido la división de poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, en nuestra dimensión del Estado de las Autonomías, sin que ninguna gilipollez (ver diccionario) nos cuestione la importancia del respeto a la Nación, la vigencia de las reglas políticas y parlamentarias del hacer las cosas bien, con el compromiso representativo de la Nación española, del Reino de España, sin trocear, sin necesidad de enfrentamientos internos: cuando las reglas democráticas se corresponden con la decisión mayoritaria soberana, y constituyente, de la Nación español, escrita y se titula Constitución Española. Se puede leer, estudiar y en la lengua común y autonómicas, y su conocimiento por el mundo real; en prueba del respeto autonómico, en el orden social y cultural y en económico, por casa y por el mundial mundo democrático real. Puntazo en la historia.
La historia acoge la necesaria y plural presencia de opciones políticas; es "todo un valor generacional, social y político, irrenunciable". Siempre habrá disidentes en nuestra pluralidad protegida y respetada democráticamente; la realidad es como se manifiesta no solo la experiencia de la importancia del llegar a fin de mes, en sana dignidad y condiciones en familia y casa, calle, barrio y ciudad y comunidad. Ahora se nos suman hipotecas del sustento de posiciones políticas con votos; la justicia en debate, cuestionada de forma impresentable en un Estado Democrático de Derecho, y acciones políticas infumables, infamantes contra el Poder Judicial, y exclusiones de igualdad de derechos con pronóstico de cura de necesaria salud política; hasta con muros elevados al enfrentamiento de opciones políticas globales. que acogen a sus correspondientes militantes y seguidores. La Constitución es real, dice la verdad de la decisión soberana constituyente, que no debe ser munición para sandeces sino ejercicio de lealtad para con la decisión constitucional y la presencia en la historia entre y con las naciones democráticas europeas y mundiales. Hay que seguir poniendo claro que somos una Patria en la historia real y el resultado de nuestras experiencias de generaciones y pueblos reales en la historia de España y comunidades, con un idioma común y culto saber literario, de los más hablados y estudiados por el mundo hispano: mundial para facilitar la comunicación y decir lo bueno, malo y mejorable de la realidad en casa y por el mundo real y su historia en suma con la nuestra y suya; estamos en una sociedad y estudiamos varios idiomas sin inmersión ordenada por el político supremo. Somos Nación entre naciones, insuperable historia y gesta inigualable, en pluralidad de pensamiento, opiniones respetables, capacidad real en valor demostrado en la convivencia, en casa, entre las naciones de nuestra cultura occidental, para la plural opción política en Patria común e indivisible. Punto que no olvidar.