En las cosas de casa, conviene no olvidar que sí que es posible la paz para la convivencia y que el derecho soberano de la ciudadanía reclama cada día. En democracia, se tiene el derecho a que la acción política esté al servicio del compromiso por la paz, sin sectarismos ni negocietes partidistas. Estamos en la realidad social y convivencia en una sociedad plural que vive en un mundo real. Resulta que somos ciudadanos soberanos, también electores cuando toca, para que la representación social parlamentaria se centre en cuestiones y temas tan importantes: como lo es asumir la responsabilidad diaria en la acción política, por engrandecer nuestra Nación y ser consecuentes y responsables con la democracia constitucional de todos los ciudadanos y siempre debe destacarse por respetar la regulación constitucional de los Poderes Legislativo, Ejecutivo y judicial. Hay que recordar siempre que el acto constituyente, desde 1978 (BOE de 29/12/1978), tiene un lema ciudadano de partida, la libertad sin ira, y así se orienta la convivencia: dedicarse a lo que tiene que estar las opciones políticas, responsablemente; que todos cotizamos para que las cosas del gobernar no joroben la convivencia y que nadie apague las luces de la sensatez en compraventa de votos. La responsabilidad política exige actuar con la prudencia, cautela, cordura, discreción, moderación, precaución, sabiduría, mesura, ponderación, juicio, lógica, reflexión, madurez, razón, coma ha cumulado en siglos de historia y sentido común, sin pactos contra la coherencia política en el engrandecimiento de la Nación, que es de todos para todos en Constitución
En las cosas de casa la acción política tiene que iluminar y enriquecer la vida social y la economía y hacienda y conseguir dirigentes sensatos en la actividad política colaborando con toda la nación: con nuestro Reino de España y reconocido en la historia grande y real, por siglos, insuperable, y que hoy y mañana y demás días debe iluminar el camino en el conjunto de las demás naciones de nuestra cultura democrática.
La realidad nos recuerda que: cuando se pierde el sentido del Estado, por parte de los responsables de la acción social y política, en el servicio a la Nación como se comprometen; si se comportan como veletas sin base política fiable, se debilita el compromiso con todos los ciudadanos, para competir en la acción política, se destruye la confianza política y se destruye la igualdad en el respeto de de los derechos y libertades y obligaciones, que están en el programa Constitucional. En nuestras cosas de casa, hay que recordar que Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos. Esto lo deben recordar y estudiar todos los militantes, de arriba abajo.
En las cosas de casa, se debe conocer y aplicar el lenguaje cívico constitucional y no se puede debilitar el compromiso con la convivencia. La obra de la convivencia constitucional debe estar bien asentada sobre el respeto de la dignidad de la persona, que es la base constitucional. En nuestra sociedad optamos por la convivencial plural, nos manifestamos en libertad, como ciudadanos en dignidad soberana, al amparo constitucional de nuestros derechos y libertades. La acción política requiere lealtad con las reglas sociales y constitucionalmente y actuar con decencia. Somos todos personas reales, seres soberanos desde el principio al final vital en este mundo real y soberanamente con el guión social de cada día, sin necesidad de enredos políticos para escribir la verdad en la Historia que nos pertenece, dejar la hoja de servicios en hechos y no en mera arenga por una irrealidad que se quiera oficializar a la medida de afanes en las nubes en suma de votos.
La Constitución abre ventanas y puertas para que la acción política ilumine los caminos de la convivencia, sin trocear la soberanía de la Patria de todos, en libertad y defensa de nuestra soberanía constitucional. La historia de siglos enseña que con las cosas del comer no se juega, ni con la igualdad en derechos, libertades y obligaciones. Nuestra Nación no es de otros. Las reglas democráticas se apoyan en la Ley fundamental: así está decidido en temas de soberanía mayoritaria; reglas de la vida en Nación soberana, no están ocultas: escritas en la Constitución, aprobada por tantos que no se pueden equivocar ni ser engañados; sigue funcionado bien, se mantiene y que siempre por mejorar por orientar y ayudar a la Nación, nuestra, siglos de experiencia, inmensa, grande, insuperable forja por sumar en el mundo mundial, real. En cosas de casa, las opciones políticas deben ser leales y consecuentes con nuestra soberanía nacional; sumar voluntades con nuestro compromiso constituyente mayoritario; sumar experiencias en recuerdo y lecciones para buenas cabezas políticas del valor presente y honor por seguir haciendo Patria real; sin olvidar el respeto de la división de poderes. Un gran magistrado decía: en sede judicial, cuando la política entra por la puerta, la justicia escapa por las ventanas. Sumen su aportación, tan plural en la vida en soberanía y para que las cosas de la paz en casa funcionen bien. ¡EA! .