En estos días en que sentimos Christmas acercándose, entre Black Fridays y Cyber Mondays, el viajero que entre en nuestra smart city abulense puede sentir cierto shock al toparse en una de las rotondas de acceso, la de la gran bandera (sí, esa provista de fuente en la que los caños no echan agua desde hace más de un lustro), con un vocablo o palabro de tufillo foráneo, "Xmas", iluminado en amarillo. ¿Será un spam, sin más? Los habitantes locales podemos deducir, como motivo para ubicar ahí la X en tonos gualdas, una razón de propaganda y marketing, el hobby de nuestros managers locales, el remix y remake de todas las campañas que demuestran que más vale cien veces amarillo que una colorado. Vamos, que en este caso, amarillo y en botella.
Pero no, nada de spoilers: eso seguramente sea ser mal pensado. Es que aquí hacemos el welcome al recién llegado con las modernidades propias de nuestro natural de top models, que es cool y fashion. Somos unos cracks, los influencers del trending topic diario, y esperamos que así los vips que se alleguen a nuestros lares recuerden el ambiente de Times Square o se sientan pop stars recibidos por sus cheerleaders antes del show. Coaching puro y duro.
Porque somos auténticas celebrities: nos va el rock and roll como música autóctona; el hit parade de nuestra gastronomía son burgers, escribimos best sellers de tema thriller, Wall Street podría ser el nombre de nuestra calle principal. ¿Qué puede haber más natural que recibir con esa palabra en el prime time de nuestra puerta de entrada, como trailer de lo que se van a encontrar en el resto de la ciudad? Una happy hour total.
En otros sitios disfrutarán de cierto duty free, pero aquí los sheriffs del Mercado Chico son más de crowdfunding, de que cada uno de nosotros apoquine el cash de su bolsillo al más puro estilo coworking, que para 2025 intensificaremos con tributos más altos, ya que en eso tenemos el copyright. Y si a resultas de esas nos queda menos renta para gastar en el shopping local, pues continuamos en enero con el blue jeans del año pasado y el sueño de vivir en business class sigue otra temporada más en tourist. De tanto afán recaudatorio nos van arrinconando en el corner. Lo único que tenemos gratuito es el lifting al que nos invita el frío mañanero al salir de casa. Y a este paso, familias y empresas que venían al check in, al final acabarán en el check out.
La question que nos podemos hacer es: ¿en el casting de adornos navideños de este año nos ha gustado este como top en el ranking y nos lo hemos apropiado, o es que se habían quedado sin stock y nos tocó de retalillo en el outlet, para hacernos los selfies?