El 23 de abril, es nuestro día de la Comunidad de Castilla y León, una fecha que poco a poco, va calando en nuestras cabezas, como el símbolo de nuestra identidad, excluyendo a los ciudadanos de León, que nunca se han sentido identificados con la distribución territorial de nuestra Comunidad Autónoma. Yo creo que tenemos los castellanos leoneses, muy poco sentido autonómico, al menos en Ávila que yo mejor conozco, nos falta ese orgullo de pertenencia a una tierra específica, y nos sentimos mucho más españoles, que castellanos leoneses.
De hecho, en Ávila, muchos de nuestros conciudadanos, tienen más vínculos con Madrid, que con Valladolid, por ejemplo, nuestra economía, lazos humanos, empleo, comercio y turismos tiene mucha más relación con Madrid, que con el resto de nuestra comunidad. Otro tanto sucede con Segovia, y en el caso de Soria, la dependencia y relación es más fuerte con Zaragoza y Logroño, que con Valladolid. En el caso de León, el rechazo a su identificación con el resto de la Comunidad es palmario, su oposición a todo lo que huela a vallisoletano, y su sentimiento de independencia con respecto a la Comunidad es claramente mayoritario, por no decir abrumador.
La verdad, es que siempre hemos ido a remolque en nuestras reivindicaciones, con respecto a otras regiones, no tenemos ese sentido de reclamar mayores cotas de autogobierno, quizás porque no tenemos ese sentimiento de orgullo por lo nuestro, o quizás porque nuestros gobernantes tampoco lo tienen o no han sabido transmitírnoslo, el caso es que pertenecemos a una Comunidad, resultado de la exclusión de otros territorios que si la tienen. El mapa de las autonomías en nuestro caso, nos ha venido impuesto por otras regiones, más que por nuestras propias convicciones.
Este año, el gobierno de la Castilla y León, ha decidido hacer celebraciones en cada provincia, independientemente del acto central en Villalar. Yo particularmente creo que es un acierto, desde hace ya muchos años, era una celebración exclusivamente o casi exclusivamente, política, que únicamente servía para que todos los partidos se acusaran de todo, y presentar reivindicaciones muy alejadas de los intereses de los ciudadanos. Cada vez era más minoritaria, y alejada de las necesidades de la población general. El tiempo nos dirá el resultado, pero estimo que resaltar el carácter festivo y lúdico de una fiesta de la Comunidad, es más atractivo que unas reivindicaciones políticas. Otro tema es si las inversiones realizadas están bien justificadas o no.
Cuando se elaboró la Constitución Española, ante el grave problema de la fuerte reivindicación de catalanes y vascos, se optó por un modelo autonómico innovador de todas las regiones de España, con más o menos acierto, para no ir a un modelo federal, que, en mi opinión, era un modelo más contrastado y conocido. Un invento que con el tiempo está mostrando sus fisuras y problemas. En mi opinión, el mayor de los problemas es, que nada más aprobarse la Constitución, todas las Autonomías se lanzaron a replicar el modelo de administración central, en todas y cada una de ellas, con el resultado de una administración multiplicada por diecisiete, con una avalancha de normas y leyes autonómicas diferentes, muchas veces contradictorias. El resultado en los territorios colindantes en los bordes de las distintas comunidades es caótico, pueblos distantes pocos kilómetros entre sí, tienen normativas dispares. El conflicto con la normativa estatal, es una fuente de problemas constantes y reclamaciones, que la mayoría de los ciudadanos no podemos entender.