Abel Veiga

Fragua histórica

Abel Veiga


Sobrecoge

11/10/2024

Sobrecoge el hombre, sobrecoge la leyenda, sobrecoge la forma de ser y comportarse tanto dentro de la pista como fuera de ella. Como ningún otro deportista ha sabido entrar y ganarse el corazón de los españoles pero también de todo amante del deporte y no solamente del tenis. No por anunciada era me os esperada. El ciclo de la vida de un deportista es el que es, el que tiene que ser. Y solo queda un enorme y humano recuerdo de gratitud. Gratitud por lo que nos enseñó como debe ser el comportamiento deportivo. Gratitud por humanizar aún más la competitividad sana pero necesaria. Sin alharacas ni aspavientos, sin ruidos ni tonos disonantes. Gratitud por la gesta más increíble y sublime, la fe en uno mismo, el sacrificio y la resistencia hasta el final. Gane o pierda, pues si pierdes el otro, sencillamente, fue mejor. Esta es parte de la leyenda. Gratitud por llevar al deporte español a unas cotas inimaginables. Escribo precisamente esta tribuna en la ciudad que siempre le inmortalizada, la bellísima París, donde es un ídolo sin parangón. Y ganarse el corazón de Roland Garros muy pocos lo han logrado y de qué manera.
Caballero en la pista, señor fuera de ella, Nadal es y ha sido el ejemplo perfecto de deportividad, esfuerzo, sacrificio, rigor, sueños alcanzables y sobre todo sufrimiento. Sí, mucho sufrimiento. Muchos vaticinan que su carrera deportiva por sus condiciones físicas no sería muy larga. Como tenista lo ha sido y ello a pesar de los dos últimos y dirigimos años donde músculos y huesos han dicho basta. Nos enseño y acostumbro a ganar, también a perder, las menos, y en eso también ha sido grande. Le vimos llorar en al despedida del otro gran señor de las pistas, Roger Federer, como también calmar las lágrimas del suizo cuando este perdió aquel open de Australia ante el manacorí. Fueron la rivalidad perfecta, algo menos imperfecta ha sido con el serbio, grande entre los grandes también, pero con actitud diferente al suizo. 
Nadal tiene todo el derecho a decidir su vida y su resistencia deportiva, que ha sido numantina. Pocos ni siquiera en el fútbol nos ha podido emocionar,  enorgullecer y hasta poner nerviosos como Rafa Nadal. Cada punto, cada juego, cada set y, sobre todo, casa remontada ante la adversidad propia y ajena, han sido una lección. Titánica, gratuita y profundamente humana. 
Lo ha ganado todo. Absolutamente todo. Incluso la admiración de sus rivales. La de todos. Es el deportista más laureado de la historia de España. Y sin duda, el que mejor nos ha representado. Un ejemplo para niños y adolescente, para adultos y mayores. Un espejo amable en el que se han reflejado constantemente los valores. Los principios. Los sueños. Las esperanzas. 
Para la historia sin duda también un palmares encomiende. Soberbio. Fue el primero en ganar o legar a la cifra de 22 grand slam y como el bien ha dicho sólo es un número. Tuvimos la fortuna de vivir y disfrutar la epopeya de tres grandes tenistas en una época y épica en que quedaron fagocitados todos los demás. Entre los tres 65 grand slams y más de dos centenares de máster 1000 y 500. Mas no han de ser las cifras ni los récords lo que hoy debe sobrecogernos, sino la enorme calidad humana de este deportista que ha hecho sencillo lo complejo y ejemplar el adiós. Hace mucho que es un icono, la leyenda. Por eso no se puede decir que se va el hombre y queda la leyenda. Hablar de Rafael Nadal es hablar de ambas dimensiones a la vez. Ha sido el hilo y la costura de un país que vibró como pocos ante sus triunfos los más, y fracasos, los menos. Y ahora en este momento solo una palabra, GRATITUD, inmenso agradecimiento a undepirtisto único y ejemplarizante.