En 1274 la iglesia católica celebró el concilio de Lyon, convocado por Gregorio X, y en él no solo se abordaron la reconquista de Tierra Santa y la unión con la iglesia ortodoxa, también sirvió para promulgar la Bula Ubi Pericolum, mediante la que se establecía que durante una elección papal los cardenales electores debían ser encerrados bajo llave (Cum Clave en latín). Con el paso de los siglos se han ido introduciendo leves modificaciones hasta llegar a nuestros días, en los que solo votan los cardenales menores de 80 años y se necesitan dos tercios de las votaciones para anunciar con la popular fumata blanca la elección de un nuevo pontífice. España, la tercera potencia en este terreno cardenalicio a nivel mundial (solo superada por Italia y Estados Unidos), ha sido una cantera histórica con 189 cardenales. Uno de ellos muy cercano a nosotros: el abulense Ricardo Blázquez Pérez, nombrado en 2015 por el Papa Francisco.
La última película de Edward Berger acerca este proceso de elección al espectador introduciendo elementos de intriga que otorgan a la película una condición muy cercana al trhiller y retratan las dinámicas de poder establecidas en el seno de la iglesia. Y es que los 139 cardenales electores que participan en el cónclave (actualmente hay otros 114 que no son electores), participan también de las ambiciones que se despliegan en un tablero de juego que admite alianzas, condicionantes e incluso traiciones de última hora. Porque en "Cónclave" hay mucha más política o estrategia empresarial que religión.
Con una majestuosa puesta en escena, Edward Berger lleva a la pantalla la estupenda novela homónima de Robert Harris (Grijalbo, 2017) y nos hace olvidar que toda la película está rodada en un plató (que a nadie se le ocurra pensar que las localizaciones son reales) firmando un título que cuida cada plano con esmero y que nos transporta con notable detalle al corazón de la Santa Sede. Un largometraje que con apenas 20 millones de presupuesto luce de maravilla y nos regala algunos de los planos más bonitos de 2024.
El peso dramático recae en los siempre estupendos (todos) Ralph Fiennes, Stanley Tucci, John Lithgow e Isabella Rosellini. Todos fantásticos en sus papeles y todos capaces de transmitir con sus miradas las preocupaciones, temores y posturas que se dan cita en este relato que rescata ecos evidentes de grandes ficciones del género como "Sucession", "Juego de tronos" y especialmente "House of Cards". Porque no solo la trama nos lleva a ellas, también lo hacen el uso de la luz, los diálogos y el ritmo sosegado de un relato (muy bien acompañado por una efectiva banda sonora) que con el eterno enfrentamiento entre los bandos conservadores y liberales de la iglesia nos conduce a un discutible final que protagonizará, sin duda, el debate posterior al visionado. Un desenlace alineado con el interés por señalar los conflictos pendientes de resolver por parte de la iglesia y en los que Berger parece recrearse (especialmente si hablamos del papel de la mujer) o encontrar elementos para alimentar la intriga.
Quizá la mejor manera de enfrentarse a "Cónclave" sea disfrutando del camino y de esa necesaria visión terrenal del Vaticano que la película nos regala.