Gabriela Torregrosa Benavent

Cosas veredes

Gabriela Torregrosa Benavent


El silencio de los corderos

04/03/2024

Hace meses que los perfiles personales en redes sociales del alcalde de Ávila, antaño tan activos, no publican nada, en un silencio que no encuentra parangón en otros alcaldes de capital, a poco que uno mire. Mutis por el foro. Bien es verdad que, cuando un personaje de interés público comparte un post, este es recibido por una legión de palmeros (reales o inventados para la ocasión) y también por otros tantos trolls, haters o contrarios, más o menos valientes o enmascarados. Pero a un servidor público los comentarios, incluso los malintencionados, pueden aportarle valiosas pistas sobre puntos débiles y temas que preocupan a la ciudadanía, y proporcionarle ocasiones de responder y aclarar cuestiones de cara a la opinión pública. En el caso de este alcalde, ciudadanos con nombre y apellidos se mostraban abiertamente dolidos porque sus expresiones críticas, a pesar de no caer en el insulto, no solo no habían sido respondidas, sino que directamente se les había bloqueado. Hale, calladito estás más guapo.
Una característica reconocida en general en el alcalde es su proverbial labia y locuacidad. Todos conocemos a personas que han afirmado haberle votado por ser "simpático" o porque "se sabe mi nombre". Sin embargo, recientemente declinaba participar en un debate de la 8 Ávila CyL TV en el que se mediría dialécticamente con los otros tres cabezas de las principales administraciones de nuestra tierra: Subdelegación del Gobierno, Junta y Diputación. Recuerda a la estrategia de hacer novillos cuando uno no se sabe la lección. Por la boca muere el pez, así que chitón y aquí no ha pasado nada.
Toda la legislatura pasada el primer edil reiteró hasta la saciedad el discurso de la herencia recibida y los 28 años de gobierno de la ahora oposición (sus compañeros hasta hacía cuatro días), y lo que va del presente mandato su relato en bucle es el bloqueo de los otros grupos y los recortes por causa de ellos. Fuera de ahí, ni una palabra con contenido. Silencio de ideas, proyectos o planificación. De vez en cuando, un anuncio de una mejora tecnológica de nueva generación en tal o cual calle, cofinanciada por una subvención venida de lejos, que los ciudadanos ven con perplejidad que, una vez instalada, convive con el bache, el agujero en la acera o la papelera rota en la misma vía, en la que hay además varios locales cerrados. Es como decorar una casa con un jarrón chino o un marco de plata en la mesilla de noche, diciendo ufano que alguien te ha pagado una parte, cuando aún te falta de poner la cama o la cocina. 
El brillo de la ilusión del estreno en la alcaldía ya no se ve por ningún lado, aparecen el mate y el color plomizo, como ocurre cuando dan signos de agotamiento proyectos tan personalistas. Decadencia contagiada a los compañeros de filas, que tuvo un ejemplo muy revelador en el reciente abandono del partido de uno de los asesores más cercanos del alcalde, que le había acompañado tantos años en las duras y en las maduras. En boca cerrada no entran moscas.  
Ser engullido por el aparato, el gabinete y el plasma puede dar aún cierto margen de funcionamiento y reconocimiento ciudadano a quien se apoya en una gestión sólida de resultados tangibles. Pero si la especialidad de la casa son las palabras envueltas en humo y uno se calla, entonces ya, nada de nada.

ARCHIVADO EN: Ávila, La 8 Ávila, Recortes