Gabriela Torregrosa Benavent

Cosas veredes

Gabriela Torregrosa Benavent


Asignaturas para septiembre

22/07/2024

Queridos lectores, concluye aquí la actual temporada de esta sección, antes del descanso vacacional que disfrutamos todos los columnistas de opinión de este periódico centenario durante el período estival. Volveremos cuando asome el otoño, con nuevas ideas e idéntico compromiso con nuestra tierra.
A Ávila, como a algunos estudiantes, le han quedado materias para septiembre. Lo más preocupante es que muchas de ellas las ha venido fallando tantas convocatorias, que hemos perdido la cuenta y hasta flaquea la esperanza de que alguna vez logre aprobarlas.
Para septiembre arrastra asignaturas troncales, llave para otras posteriores. Queda pendiente solucionar el abastecimiento de agua que, tras muchas mesas de expertos y muchas hojas de ruta, llegado el momento de pasar de los debates y los planes a la acción, con su dotación presupuestaria y su temporalización, se ha quedado todo paralizado. Hablar y escribir siempre es más fácil que materializar. ¿Y qué elemento más básico y necesario para el desarrollo demográfico y económico de un territorio que proveerse de agua en cantidad suficiente para su presente y futuro inmediato? 
Asimismo, nos llevamos en la mochila la acuciante necesidad de mejorar las comunicaciones e infraestructuras, por carretera y ferrocarril. Peajes, frecuencias escasas, trayectos interminables en tren, de mayor duración que hace dos décadas, son barreras para el progreso cuyo levantamiento no se vislumbra a corto plazo. Un ministro de Transportes llamado Puente habría parecido señal de buenos augurios, pero más bien está resultando una coincidencia chistosa ante una dura realidad de olvido.
También habrá que recuperar el tema del destino de la antigua estación de autobuses, que languidece antiestéticamente en una vía principal de la ciudad, sucia y abandonada, apedreados sus cristales, con aspecto de inmueble de película de terror. Un solar con infinitas posibilidades, del que se han hecho anuncios de llegadas del maná en forma de proyectos megalomaníacos de empresas en el último lustro, pero que a día de hoy ni se aprovecha ni se define. 
Será necesario replantearnos el modelo de fiestas, ya que las actuales han tocado fondo, concitando unanimidad en el repudio del programa, que no ha convencido a nadie, ni a chicos ni a grandes. La optimista ventaja es que, llegados a este punto, ya solo cabe ir a mejor. Igual que la desaparición o reducción a la mínima expresión de las actividades culturales y de ocio, con el desmantelamiento de la Banda de Música o la no organización de la Hípica este año. Queda tan poco en pie, que a nada que se realice, ya se recibe como en Bienvenido Mr. Marshall.
Pero, por encima de todas las demás, el libro que nos llevamos del pupitre a casa reluciente, sin siquiera sacar del envoltorio para abrirlo e interiorizarlo, es el proyecto de ciudad. El rechazo a los carriles bici y el debate de la ZBE, con el maremágnum de obras en la ciudad, dan la impresión de que no se tiene claro cuál es el tipo de urbe que se aspira a conseguir. Compatibilizar movilidad de peatones y vehículos, patrimonio, modernidad y orografía, es un asunto de tamaña importancia que requiere grandes consensos y mucha información y pedagogía. Ir a las bravas no es el camino. Quizá necesitemos clases de refuerzo.
Feliz verano para todos, y hasta muy pronto.