José Ramón García Hernández

Con la misma temperatura

José Ramón García Hernández


María, Ricardo y... Lucía

17/03/2024

A estas alturas ya habrán interiorizado el portentoso poema del premio Nobel de literatura Rudyard Kipling 'if', 'si' en español. Por favor, que no les eche para atrás el hecho de que sea un premio Nobel, también escribió el divertido y simbólico 'Libro de la Selva' que también esconde lo suyo, sobre de quién son los niños.
Aquí algunos versos para ponerles en antecedentes «Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor la pierden y te culpan a ti... Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti... Si puedes soportar oír la verdad que has dicho tergiversada... O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida, y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas. Si puedes apilar todas tus ganancias y arriesgarlas a una sola jugada; y perder, y empezar de nuevo desde el principio y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida/tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!».
María y Ricardo son dos personas importantísimas. No hay nadie que se haya cruzado en su camino que no reconozcan esta gran verdad.  Pero también son reflejo de muchos, por no decir casi todos, los que llegáis al final de estas reflexiones. Son fundamentales para sus hijos Roberto y Ana, como espero que los seáis vosotros para los vuestros. Son imprescindibles para todos aquellos que han conocido su legendaria generosidad, su entrega sin límite. Son indispensables en sus entornos de trabajo porque son gente decente, bien intencionada, cumplidores al máximo, serviciales porque sólo el que vale de verdad puede servir, y excelentes profesionales. Son inmejorables amigos, para todas las estaciones, para compartir unas patatas a la riojana en una tierra que no sabe lo que es el chorizo y que pasan el listón de patatas básicamente por el nombre, como para regalar mazapanes de su Toledo tatuado en el corazón o alimentar las debilidades de las castañas recubiertas de azúcar.  Son amigos para todas las estaciones porque son muy amigos del que de verdad importa. Y no soy el único en Ávila que los conoce porque Paco, ese hermano excepcional y sin parangón de la Cofradía del Cristo de las Batallas, ya llevaba rezando por ellos un rato. 
Explicaciones son lo único que no se puede pedir a Dios, dice el refrán. Pero volviendo a ese poema que les proponía, ahora en contexto de lección de vida, tal vez por Lucía y su misión, han dado al mundo, a su pequeño pero universal mundo, del que sabe a ciencia cierta que lo que interesa es lo que se escribe en el cielo de nosotros. María y Ricardo esperaban con mucha ilusión un bebé. Venía con muchos problemas y claro toda la presión que vivimos que no permite que nadie piense diferente, les pedía que tomasen el camino corto. Ellos no lo han hecho, han defendido a su hija, la cultura de la vida, en que no importa el resultado más que el camino. Han amado y abrazado la cruz que les han propuesto y no se han bajado. Y Lucía ya vive para siempre en el cielo, habiendo sido instrumento para muchos. Recibiendo el amor de tantos…por eso a mí que me encantan los westerns, prefiero parafrasear una de sus frases más conocidas y decirle a esta joven pistolera: «Nos vemos en el Cielo Lucía» y así saber que caminamos sólo porque otros nos llevan de la mano. Gracias María, Gracias Ricardo.