En España no estamos acostumbrados al mantenimiento anual de nuestras inversiones en infraestructuras, lo que es un grave defecto para su uso futuro. Somos muy dados a las grandes inversiones de cara a la galería, pero poco predispuestos a invertir anualmente en su mantenimiento y mejora. Nos falta el hábito y la costumbre de destinar periódicamente un porcentaje de la inversión inicial a mantener nuestras iniciativas para garantizar su porvenir. En Alemania es habitual, destinar un porcentaje anualmente del 5 al 8 por ciento del coste de las inversiones, como si fuera parte de la inversión inicial, y es la forma para que, al cabo de quince o treinta años, esté en perfecto estado de conservación y uso. Yo he vivido en mi vida profesional esta forma de trabajar de empresas alemanas, y tengo que reconocer, que es una garantía y un acierto.
Por poner un ejemplo paradigmático en nuestra ciudad, el camino verde entre Ávila y Urraca Miguel, una excelente ruta senderista en un entorno natural privilegiado, está siendo invadida por la naturaleza de forma inmisericorde, sin que ninguna administración, se haga cargo de su mantenimiento. En su primer tramo entre Las Hervencias y Bernuy Salinero, se han realizado pequeños parches no muy afortunados, pero entre Bernuy Salinero y Urraca Miguel, la vegetación, los zarzales, de los que hemos sufrido algunos severos cortes, y el deterioro del pavimento, hacen que en unos pocos años, esta ruta será prácticamente intransitable. Es una pena, que una ruta de estas características se arruine por la desidia de las administraciones. Ni la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, ni el Ayuntamiento de Ávila, son capaces de mantener esta infraestructura tan hermosa. Me gustaría hacer un llamamiento a ambas administraciones, para que salven esta maravillosa ruta.
Otro ejemplo notable, es el estado del viario, aceras, zonas verdes y vegetación, de los planes parciales que se desarrollaron en el perímetro urbano de Ávila, sobre todo en la zona sur y noreste, Es una vergüenza el estado de estas calles y aceras, la suciedad reinante, y con toda seguridad, el deterioro de las estructuras de saneamiento, alumbrado, electricidad, que no se pueden ver a simple vista, y que, con toda seguridad, difícilmente se podrán utilizar en un posible futuro. Es urgente un plan de mantenimiento y rehabilitación de este suelo urbano.
Como ejemplo en sentido contrario, tenemos el estado de nuestra maravillosa Muralla, que está perfectamente mantenida, mejorada con un buen plan de conservación, que hace que luzca en todo su esplendor. Cada año, nuestra Muralla está mejor mantenida y alumbrada, pavimentada, cada día mejorada en su accesibilidad. Afortunadamente, es un orgullo poder mostrar a nuestros visitantes una Muralla en todo su esplendor, aunque faltan cosas aún, como poder acceder a todos los torreones, o poder completar el acceso en todo su perímetro. Confío en que año tras año, se vayan superando estas deficiencias. Incluso en aquellas pequeñas deficiencias en el lienzo Sur, en el Paseo del Rastro, se respondió con celeridad, y se subsanaron los derrumbes.
Otro ejemplo emblemático de la importancia del mantenimiento, es el estado de las carreteras, donde encontramos enormes diferencias entre carreteras bien o mal mantenidas. Tras el invierno, y el empleo abusivo de la sal, que ya he contado que es un prototípico ejemplo de mal uso, es común encontrar firmes en pésimas condiciones por su causa, y la necesidad de restaurar el pavimento. La diferencia entre diferentes carreteras, su seguridad y comodidad de uso, es fundamentalmente debido a un buen mantenimiento. Ojalá cambiemos en nuestras prioridades, y consideremos natural mantener nuestras inversiones.