Estamos en una época en que solo se puede protestar, exigir de malas maneras cualquier cosa, a ser posible de forma desagradable y violenta. El grado de crispación es tal, que no parece posible que las cosas se puedan pedir con educación y cordialidad. Todo es para ayer, hasta las cosas más nimias revisten urgencia, y susceptible de las más duras descalificaciones por no haberlas realizado anteriormente. Por supuesto nada se puede agradecer o felicitar por las cosas bien hechas, parece de otras épocas dar las gracias cuando se acierta, no es posible reconocer los aciertos, solo vale la crítica cuanto más ácida mejor. Todo esto, que se ha instalado en la vida política como norma, también se está trasladando a la vida social, donde parece que cualquier iniciativa está mal pensada y peor ejecutada. Todo es negativo. No es que sea susceptible de mejora, sino que nada puede estar bien.
Mi opinión es muy diferente al respecto. Yo creo que es necesario reconocer también los aciertos, dar las gracias a los que lo han llevado a cabo, alabar sus virtudes, y disfrutar de las cosas bien hechas. Pienso que es de bien nacido ser agradecido, al menos es lo que me enseñaron de pequeño, y es para mí es un placer poder felicitar por las cosas bien hechas.
Hace unos meses, denunciaba el estado de abandono del carril ciclista y peatonal entre Ávila y Urraca Miguel, un espléndido recorrido, extraordinariamente atractivo, en una zona natural de enorme belleza. Decía que era una pena que se estuviera degradando por falta de conservación, y que la maleza estuviera adueñándose de este espacio. Afortunadamente, hace unos días comprobé con alegría, que se había arreglado esta vía muy acertadamente, se han cortado las zarzas que invadían el carril, y se ha adecentado la vía. No sé quien es el responsable de esta acción, me imagino que la Consejería de la Junta de CyL que realizó la obra, pero quiero agradecérselo públicamente, porque es de justicia reconocer los aciertos, y este lo es.
Otro tanto pasa con las obras que se realizan diariamente en nuestras ciudades, es un engorro soportar las molestias que provocan todas las obras, los cambios que originan en nuestros hábitos y desplazamientos, los ruidos molestos que causan, incluso a veces los perjuicios que originan, es verdad, las obras son molestas siempre, pero también son necesarias, porque los materiales se degradan, surgen nuevas necesidades y servicios en todo ente vivo, es necesario la renovación y adaptación a los nuevos tiempos.
A veces el resultado no es de nuestro agrado, y lo manifestamos, pero otras veces constituyen un acierto y debemos decirlo y felicitarlo, como por ejemplo las obras de la plaza de Italia y la plaza de Nalvillos, que son un gran acierto en mi opinión, aunque la ejecución se ha prolongado demasiado. Lo importante es que ha quedado muy bien y agradable para los ciudadanos. Enhorabuena a los responsables.