Vicente García

El buitre de colores

Vicente García


La poda: todo un arte, que puede ser un desastre

20/02/2025

Pateando la ciudad he visto alguna de las podas efectuadas y otras que se están haciendo y sobre las que se puede afirmar que en la mayoría "se están pasando cuatro pueblos y medio" en cuanto a eliminación de cobertura vegetal sin motivo aparente; pero esto parece ser un mal endémico tanto en nuestra ciudad como en algunas más.

Tanto los manuales más básicos de jardinería como la experiencia en podas de entornos urbanos aconsejan no cortar en exceso ya que en lugar de fortalecer la planta que es motivo principal de la misma, lo que provoca es su debilidad y merma notablemente su salud y capacidad de crecimiento. Es muy importante no eliminar más de un 30% de la ramificación en el mismo año; algo que claramente se incumple en la mayoría de las podas urbanas abulenses contempladas.

Esta labor bien realizada puede considerarse como un arte. Desde tiempos ancestrales los seres humanos han aprendido a dominarla no sólo para promover la salud de las plantas eliminando las partes secas o enfermas, sino también para darles forma y crear una buena estructura en el desarrollo de los árboles frutales. Es imprescindible también cuando un árbol tiene ramas enfermas o secas, para evitar que diversas plagas transmitidas por escarabajos escolítidos y barrenillos se establezcan en la madera muerta.

Importante también es cubrir las heridas con algún fungicida o sellador que evite la entrada de patógenos a través de los cortes, algo que se omite casi siempre en las podas urbanas, o al menos yo no lo he visto nunca. Hay que tener en cuenta que el árbol es un ser vivo y salvando las grandes distancias de especie, enferma como nosotros: si tiene una herida pequeña y con un corte fino y limpio puede auto-regenerarse y curarse, pero si es un corte grande y desgajado, no pinta bien la auto solución. Existen claros ejemplos en algunos jardines y calles abulenses de árboles que fueron penosamente podados y hoy presentan pudrición que parte de sus heridas no cicatrizadas.

Lo mismo puede afirmarse sobre lo de desinfectar las herramientas de corte (motosierras incluidas) para evitar la transmisión de enfermedades de un árbol a otro. No he llegado a verlo en ninguna poda urbana, pero no sólo en nuestra ciudad, sino en los núcleos urbanos y pueblos de menor entidad.

Aún sigue patente el mito entre malos podadores de que una poda brutal favorece al árbol porque luego salen las hojas mucho más verdes y grandes, cuando realmente es el método de subsistencia del vegetal, porque al quedarse sin las ramas y hojas, que son sus pulmones, se ven obligados a crear enormes hojas saturadas de clorofila para no morir al no poder respirar. Algo que no todos consiguen. Por suerte los desmoches casi van desapareciendo, aunque ahora mismo pueden verse unos cuantos fresnos destrozados cerca de El Soto y bajo los cables de las torretas de electricidad que más vale que se soterraran en lugar de someter al arbolado, e ir invadiendo todo como una tela de araña en plena ribera del Adaja.:-(

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