Cuando parece que va llegando la calma después de unas inundaciones que pocos recuerdan en el pasado, es la hora de reflexionar de nuevo y ser conscientes de que esto va a volver a ocurrir, en un mundo cada vez más amenazado por el cambio climático. Por eso hay que tratar de minimizar sus consecuencias y reflexionar…
Lo primero que hay que tener en cuenta es que tras un ciclo de lluvias tan constantes como el que hemos tenido, pocas barreras y remedios van a ser útiles en las zonas consideradas como inundables. Eso está claro; ahora bien, algo podría aliviarse, pero una zona "inundable" se llama así por algo.
En el caso de nuestra ciudad y márgenes de Adaja y Chico, no es extraño una somera inundación anual en el soto, algo que es natural y que mantiene la fresneda viva en el ciclo interminable de la naturaleza; pero lo de este año ha sido algo extraordinario.
Se habla de limpiar el cauce, de cortar árboles y dragar el río, a veces con un desconocimiento total del ciclo de la naturaleza y el del agua, pero sí ha quedado patente que algunas zonas en el centro del mismo tienen demasiada maleza que habría que quitar, y poca limpieza, especialmente en la desembocadura del río Chico y en las cercanías de un histórico azud que pretenden derribar. Pero ¡ojo! No hay que confundir limpieza de vegetales que taponen, y basuras varias, con el destrozo de la ribera sin miramientos, porque está comprobado científicamente que la mejor defensa natural contra las avenidas son los árboles y arbustos que crecen en los márgenes y previenen y evitan la erosión, reduciendo la velocidad del agua y evitando que arrase río abajo. La vegetación actúa también como barrera disminuyendo su fuerza y permitiendo que el agua se infiltre en el suelo. Está más que demostrado que los ríos que tienen más bosques desde sus orígenes y vegetación en sus márgenes son menos propicios a inundaciones catastróficas aguas abajo.
Lo que hemos visto también es la cantidad de inmundicia arrastrada, entre la que se encuentran numerosos restos de plásticos, bolsas, enseres domésticos, que se enredan con las ramas secas y partidas, taponando algunas zonas que deberían permitir la circulación del agua, eso sin hablar de lo que no se ve, como los pesticidas arrojados impunemente en algunas zonas del valle Amblés y las residuales que proceden de varios pueblos aguas arriba o las alcantarillas que vierten mierda al río y de las que curiosamente nunca se habla en los planes de limpieza, y "amabilización de riberas" con un pastón por medio... Pero nada es más amable que tener un agua sana en lugar de una semi-cloaca.
Hay que limpiar y adecentar nuestro río, ¡por supuesto! Pero sin destrozar. Yo al menos tengo una pequeña esperanza, aunque con serias dudas, de que esa labor se realice lo mejor posible, para que todos podamos disfrutar de un río que podría ser lo que no es. :-(
