En esta época, todas las administraciones están inmersas en la elaboración y aprobación de los presupuestos para el año que viene, tanto a nivel nacional, autonómico o municipal.
Últimamente se ha convertido en una pelea sin cuartel entre los distintos partidos políticos, empeñados en impedir al partido en el gobierno su aprobación, como si fuera un objetivo prioritario de la ciudadanía carecer de presupuestos, lo que a mi juicio es un despropósito, porque conduce a la paralización de la acción de gobierno o al menos a la ralentización de la actividad pública y la confrontación. Llevamos unos cuantos años, en que parece que la principal finalidad de los partidos políticos consiste en torpedear al gobierno de turno, más que en ofrecer alternativas constructivas para el beneficio de los ciudadanos. Al menos es lo que yo percibo.
En gran parte, es el resultado de los resultados electorales, en los que la proliferación de partidos, y la falta de unas mayorías claras, conduce a gobiernos de coalición de corto e incierto recorrido, motivados por la oportunidad a corto plazo, y el objetivo de romper los acuerdos a la menor oportunidad. El tacticismo de los partidos, se antepone al servicio a los ciudadanos. Hace unos cuantos años, existían dos grandes partidos políticos, que se alternaban en la gobernanza de las administraciones, había la normal confrontación en la lucha política, la disparidad entre las diferentes ofertas y soluciones, en un clima más o menos respetuoso y educado. En el Congreso de Diputados, en las Cortes de Castilla y León, y en los Ayuntamientos, era habitual la confrontación de ideas y soluciones, en un clima educado, e incluso compartir ratos de esparcimiento fuera de los hemiciclos. El ciudadano de a pie, podía compartir con sus representantes sus opiniones, de una forma distendida y educada. Hoy parece difícil.
Desgraciadamente, en estos momentos impera una agresividad en la vida política, que ha alejado a una gran parte de los ciudadanos del interés de la gente por la vida pública. La irrupción de Podemos, Vox, y los distintos grupos a izquierda y derecha, ha provocado una voladura incontrolada, de la posibilidad de acuerdos entre los partidos mayoritarios, y actualmente parece una quimera alcanzar algún tipo de aproximación. Esta misma polarización también se ha extendido a las opciones nacionalistas, con la consiguiente complicación para llegar a algún tipo de acuerdo.
Yo puedo entender esta dificultad a nivel nacional, incluso a nivel autonómico, pero me resulta disparatado a nivel municipal. No entiendo que no sea posible llegar a acuerdos en los presupuestos abulenses, por ejemplo. Me resulta incomprensible porque no hay tantas opciones. Los servicios que tiene que prestar nuestro Ayuntamiento a nuestros conciudadanos, condicionan decisivamente el presupuesto municipal. Las inversiones están desgraciadamente muy limitadas por nuestro nivel de renta. Es imposible de justificar, por ejemplo, que una subida de impuestos sea inaceptable en Ávila y lo sea en una capital vecina. Por favor, póngase de acuerdo, sean serios.