Sara Escudero

Desde la muralla

Sara Escudero


Eurofan

11/06/2024

Cuando Mayte, Sonsoles y yo nos enteramos que Polonia no estaba en la final de EUROVISION, ya era demasiado tarde. En ese momento, entendí que desde el Europe is living a celebration de Rosa de España, era una Eurofan venida a menos.
Bueno, en realidad poco fan de las semifinales, pero sí recuerdo repasar las banderas de cada país con las diferentes intervenciones, mientras veíamos las imágenes de los lugares más emblemáticos de Europa, los platos típicos y mi madre me preguntaba una y otra vez. ¿La capital de Lituania es…?
Y así, entre clases de geografía, gastronomía, arte y música fuimos labrando una generación que no podía cambiar de canal el sábado de Eurovisión porque lo retransmitían en la 1 y en la 2, para que, u odiaras Eurovisión o lo amaras para siempre. Yo me quedé en un simple gris en la escala de color que va entre lo que no te disgusta y lo que encanta.
Desde entonces, hemos pasado por varias etapas: 1. El brikindans, 2. El crusaíto, 3.  El maiquelyason, 4. El robocop, 5. los problemas reales de Europa y 6. las crisis en ambos lados de nuestras fronteras.
Hemos votado una moneda única, una política de fronteras, ayudas post-Covid y multitud de normativas que nos han hecho Bailar Pegados durante los últimos casi cuarenta años.
Y sí, soy de la generación que ha vivido más dentro de la Unión Europa, que vivió la caída del muro de Berlín, que ha crecido sin móvil, que no tuvo WIFI en la carrera (ni Excel) y se ha adaptado a las tecnologías sobre la marcha para sobrevivir a un mundo cambiante. 
Hemos vivido el lanzamiento de iPhone, los atentados del 11-M, una pandemia mundial, la Guerra de Ucrania y la crisis continuada en el Mediterráneo. Y aunque no era muy Eurofan, he visto más ediciones de Eurovisión de las declaradas, he repasado los nuevos países del Báltico y aprendido las diferentes fronteras de lo que fue Yugoslavia. Y me imagino que aún nos queda mucho por ver, por escuchar y por cantar. 
Mientras tanto, me declaro Eurofan de una unión que vela por los derechos inclusivos de las personas, que mira el pasaporte con dignidad y que atiende lo que realmente es el estado de bienestar. Que, apuesta por una educación intercultural, que beca a estudiantes a viajar, estudiar y conocer lo que es la vida en la frontera europea, abriendo mentes a nuestras fronteras nacionales.  Eurofan de la pluralidad, la memoria, la historia que nos ha construido, y tantas veces, destruido. Eurofan de ser, crecer y establecer normativa que impulsa la política social con el derecho a vivir dignamente.
Toda una vida cantando el Laa, lala lá, lala lá lala lá…c hasta llegar a este punto de partida donde empieza Europa y no acaba el mundo; donde somos un continente lleno de oportunidades, pero ahora mismo hasta arriba de retos; donde el Euro es una moneda común y Pa tiene que ser, la Parte social de una Europa íntegra, demócrata e inclusiva.