Sara Escudero

Desde la muralla

Sara Escudero


De Solferino al mundo

09/07/2024

Hoy tengo la fortuna de escribir desde un sitio muy especial. Los lugares son especiales si los recuerdos y las personas que los forman acompañan al atardecer de la vida, al amanecer de los sueños, a las risas en compañía.

Escribir desde ciertos lugares, en una silla de camping, en medio de una cocina, con olor a cebolla y zanahoria y con gente continuamente pasando y moviéndose de un sitio a otro, no da la calma de escribir. Pero a veces, lo que necesitas es la calma del alma.

El campamento despertó con los ruidos de los madrugadores, las alarmas olvidadas de un móvil al que nadie hace caso y un sol de julio de justicia. Un nuevo día comienza, lleno de expectación, esperanza y un sentimiento común con deseo de paz.

Atrás quedó aquel 24 de junio del año 1859 donde seguro también atardecían colores naranjas en un lago y amanecían rayos de sol por una tímida ventana. Solferino, testigo de una batalla sangrienta cuerpo a cuerpo entre el ejército austriaco y los ejércitos de Francia y el Reino de Cerdeña. 165 años han pasado desde aquella batalla que conmovió a Henry Dunant, que comprobó con sus propios ojos los horrores de la guerra y decidió actuar para no dejar de lado a los heridos en la batalla.

A pesar del tiempo, hay cosas que no cambian. Y hoy, años después, mismo denominador común: servicios sanitarios colapsados, medios de transporte inexistentes, materiales insuficientes…. Falta de manos, de esperanza entre caminos que no quieren elegir la violencia como bandera.

Os suena, ¿Verdad? ¿Qué quien ganó después de 9 horas de batalla en Solferino? Pues no lo sé. No lo recuerdo y creo que no hace falta que lo busque en internet. También hay una respuesta común al mismo denominador: las guerras no las gana nadie, las pierden las personas. Perdemos siempre cuando hay personas que sufren, que pierden la ilusión, que dejan de tener un motivo. Perdemos en el sentir, en la desconfianza, en el desamor, hundidos en el dolor.  No ganan los que conquistan las tierras, sino quienes dejan el alma cautiva por la lucha de la integridad y la razón. Gana quien inspira, quien mira tu alma limpia, quien abraza por igual, quien siente que, de verdad, puede haber otra forma de hacer, de ser, de querer.

Hoy tengo la fortuna de escribir desde un sitio muy especial. Lleno de esperanza, de alegría pura, de compromiso, de esencia. Y es aquí, donde renace el espíritu de Solferino, el que conmueve ante el sufrimiento humano. El que te lleva por el camino que busca la verdad. El que sueña con la paz, el que lucha contra los horrores de la humanidad.

De Solferino a Ucrania, de Ucrania a Gaza, de Gaza a Sudán… y así un sinfín de chinchetas que marcan un mapa donde parece que no han pasado 165 años. Donde la vida se detiene por las guerras y la violencia. De Solferino a hoy, muchas lecciones, poco aprendizaje y un largo camino recorrido con olor a sal, con sabor a lágrima, con tragedia en el alma.

Pd. Estos que ayer fueron, hoy son. Esos que ayer inspiraban en nuestro camino, son los que hoy acuden al auxilio de un hospital materno infantil atacado. Esos con los que ayer reíamos, son hoy consuelo del duelo, testigos voluntarios de un drama. Otro drama, de Solferino al mundo.