Aún reponiéndonos de la noticia de su muerte a los 53 años, Las Navas del Marqués sigue llorando la partida de alguien querido; una familia comparte el dolor con un pueblo entero, porque en Óscar Méndez Segovia se concentraban muchas características pero, sobre todo, siempre le vamos a recordar como una buena persona.
Basta comprobar cómo ha sido su despedida para poder asegurarlo, todo el tejido asociativo de la villa lo ha demostrado: desde la Asociación de Amas de Casa "María de Córdoba", que preside su madre, Conchi, también responsable de las colectas de Donantes de Sangre; los clubes y asociaciones deportivas en las que sigue participando su padre como veterano, Felipe; el Ayuntamiento de Las Navas del Marqués, en el que participó durante tres legislaturas como concejal de Deportes y, sobre todo, sus quintos y amigos de 1971.
En su adiós, se incluían sus hermanos Sara, Laura y Felipe; también Sahsa, que formaba parte de aquel primer grupo de treinta niños ucranianos que fueron acogidos por las familias naveras en diciembre de 1996. El joven, que hoy supera la treintena, escribía a su familia española y lloraba la muerte de su hermano mayor desde la distancia, dado que no puede salir de su país, invadido por Rusia. Sus sobrinos arropaban a toda la familia haciendo frente al dolor y poniendo su hombro, ante el que se recostaban, rotos del dolor, los abuelos.
Tuvo que ser precisamente el día de su santo y en la víspera del Día Internacional contra el Cáncer cuando despedimos a Óscar, que durante años había luchado contra esta horrible enfermedad y, en muchas ocasiones, sacó una sonrisa y fuerzas de donde no tenía para aferrarse a la esperanza, muy desdibujada desde la última recaída en Navidad. Precisamente entonces bromeaba con él y confiaba en que, como león hincha del Athletic Club, sacase moral y, si no la tenía, echábamos una parrafada para hablar de lo que fuera.
Lamentablemente, no llegó ese momento. Hoy estas palabras son mi deuda con aquella conversación pendiente, como las que tenía a menudo con Juanma, demostrando madurez e intentando ver la vida con otro color.
Sé a ciencia cierta que tus amigos de toda la vida te han arropado, han hecho lo imposible por compartir una cerveza que nunca consideraron la última. José Mari, Raúl, Pepe, Edu, David, Juan, Jose, Juan Ángel… me salen de carrerilla porque sé de vuestras quedadas y andanzas, desde aquellos tiempos en los que, siendo pequeños, formábais aquel primer equipo de fútbol llamado Teide.
El recuerdo hacia Óscar nos sirve para seguir tomando conciencia de la importancia de la prevención, los hábitos saludables y los valores del deporte, unidos a la necesaria investigación que nos permita, en el menor tiempo posible, tomar esta enfermedad como algo curable. Óscar fue un chaval sano, que se cuidaba, siempre haciendo deporte y tuvo mala suerte con la salud, que le ha jugado esta mala pasada.
Tengo la inmensa suerte de poderme contar entre sus amigos y siempre recordaré que, cuando le pedí ayuda a la hora de organizar un programa de radio o ser fuente de información en las competiciones locales, o este mismo verano, con los datos de la exposición de pintura de las amas de casa, nunca me falló. Demostró estar a la altura cuando sus amigos pasaron por malos momentos y supo encajar las críticas, porque una vez que uno participa en la política, a veces también tocan.
Hoy, 5 de febrero, las Amas de Casa celebrarán a santa Águeda en el Cristo. No sé si Conchi sacará fuerzas para compartir esta fiesta tan emblemática. Nunca será consuelo suficiente, pero Óscar era un buenazo y su recuerdo les acompañará toda la vida. Su nombre irá ligado al deporte y a la cultura en Las Navas. Puso empeño para acertar en su gestión. ¡Te recordaremos, amigo!