El acuerdo estrella del reciente pacto municipal en territorio X (Xavila-voX) es sin duda un engañoso recorte del 10% que como medida de ejemplaridad se pretende aplicar a las percepciones retributivas de los concejales con dedicación exclusiva o parcial, las del personal eventual de los grupos municipales y el de las asignaciones a las sesiones plenarias, comisiones y juntas de gobierno. Recorte es también regatear para evitar la cogida del toro y siendo las dos formaciones taurinas, pues todo puede ser en este disparatado escenario local. La posible reducción –125.000 euros– € en un presupuesto de 65,5 millones, supone un invisible 0,20%. Es tanto como aquella mujer de clase alta y viuda, al borde de la ruina que intentó salvar su delicada situación económica eliminando la ración de chocolate que disfrutaba su loro. Pues eso el chocolate del loro
Ejemplaridad política y pública consistiría para el Ayuntamiento de la 47ª Capital de provincia –52– que sus representantes no percibieran retribuciones económicas o en todo caso proporcionales y porcentuales al salario que perciban de sus actividades laborales con las que llegan y siempre teniendo en cuenta la renta media per cápita neta disponible de la ciudad –23.312 euros–. Todas esas retribuciones municipales –como las de otras esferas políticas– no computan el mérito, ni la capacidad, tan solo estar en la lista adecuada en el momento oportuno.
No es indebido –indigno quizás–, que quien dedica un tiempo a sus conciudadanos (algunos ni siquiera residen en la localidad), además del honor de representarlos, les sea remunerado su tiempo y su responsabilidad, si bien no tanto con una cantidad fija, sino variable por objetivos para la ciudad. El problema es que Ávila no tiene un plan de ciudad que fije esos objetivos que puedan ligarse con las habilidades de los políticos, empleados y las potenciales recompensas. Ningún área de servicios de la Capital tiene metas específicas y medibles, solo rutinarias, ya que la política de Ávila es plana y a lo sumo va a impulsos. El único efecto de este 10% va a ser que los afectados reduzcan sus tiempos de trabajo y su productividad –escasa–.
Si Vox pretendía que los abulenses percibieran un ejemplo de la clase política debió pactar otra cosa, pues esto a la ciudad no la saca de su estancamiento ¡Don Juan, Don Juan, la puntita nada más, que soy doncella!, exclama doña Inés en una revisión libre, despendolada y satírica, del clásico Tenorio de Zorrilla. Exacto. La puntita nada más es a lo máximo que se han atrevido, eso sí, pactando una irrespetuosa subida de impuestos acompañada de un inmediato perdón sin corazón que ni libera a los ofendidos, ni absuelve a unos ofensores. Deberían dimitir y ser sustituidos por los siguientes de su lista.