Francisco I. Pérez de Pablo

Doble click

Francisco I. Pérez de Pablo


Una inalcanzable ilusión colectiva

29/10/2024

Agradezco a muchos de los lectores que, durante este algo más prolongado tiempo desde el descanso veraniego (en Ávila ya saben que todo empieza después de las fiestas de la Santa), me hayan parado por la calle para preguntarme si la opinión del doble click se había terminado o quizás censurado. Ni lo uno, ni lo otro y lo siento por algunos, pero volvemos una temporada más a una opinión que ante el anodino panorama abulense cada vez se hace más necesaria para hacer avanzar a una ciudad y provincia pobre. De no ser así al menos la hemeroteca dará fe en su día de lo que muchos pensamos y que no es lo que debería estar sucediendo.
Para esta primera columna de la temporada (tiempo habrá para ir desgranando los acontecimientos y sucesos pasados), sería fácil y casi oportuno pronunciarse por el pretendido sablazo impositivo, por la paulatina decadencia urbana de la ciudad o por los malos datos de empleo y turísticos, pero he elegido algo más abstracto. Con ocasión de las nuevas tertulias radiofónicas de onda cero-Ávila (95.3 FM) uno de los tertulianos lanzó a las ondas la proposición de una ilusión colectiva, que tomo prestada. 
Hace muchos lustros que Ávila no tiene para si una ilusión, mucho menos colectiva. Las ilusiones abulenses quedaron arruinadas principalmente cuando el tren dejo de pasar por unas vías hoy, ya, desiertas (el cáncer y ciertos medios de curación propiciaron la única y última). A aquel episodio hay que añadir un sinfín de promesas no cumplidas y otras eternamente inconclusas que han quedado marcadas en la piel con la yerra candente a modo y semejanza de los antiguos esclavos. 
Para que unirse en torno a una nueva desilusión. Por ello cada ciudadano abulense ha ido ganando terreno a su individualismo y salvo una limitada generación de jóvenes abulenses, que no marcharon y que muestran tímidamente más esperanzas que ilusiones, para la mayoría lo colectivo es algo que les es indiferente, ya sea por edad, cansancio, rencillas e incluso por la operada división que los políticos han generado en la sociedad.
El hueco de la ilusión está más que vacío y nadie lo ha llenado aún. Ha habido y sigue habiendo rebeldía electoral – persistirá-, pero no sirve para mucho, visto lo visto. Podría ser este un momento propicio, incluso deseable, poder recuperar esa ilusión colectiva que ha tocado fondo (maltratada y manoseada por la clase dirigente), pero exigirá un liderazgo político -ausente- y de un liderazgo social -insustancial-, así como hacer borrón y cuenta nueva, tanto en ideas y proyectos como en personas y personajes.