Una de las cosas que más me gusta constatar al llegar esta época del año es que, aunque incorporemos otras tradiciones, mantenemos las nuestras. La lotería, las uvas, el roscón, la cabalgata… siguen siendo esperadas y celebradas. Hay nuevas costumbres que han venido de fuera, pero, en esta ocasión, no restan a la celebración.
Otra de las cosas típicas de esta época del año es la literatura navideña y, en concreto, los cuentos de Navidad, como los que pueden leer en este periódico de la mano de La Sombra del Ciprés. Se podría pensar, gracias a Dickens, que es otra tradición heredada pero no es cierto. La literatura navideña lleva siglos arraigada en nuestro país y son muchas las grandes plumas que le han dedicado su tinta. Ya por el siglo XII se escribió Auto de los Reyes Magos, una pieza teatral que da salida a la tradición literaria navideña, con obras de lo más variado. La poesía española, por ejemplo, tiene una vertiente navideña muy consolidada: Lope de Vega dejó un gran número de textos escritos sobre la Navidad donde despliega su poesía en estado puro, popular y festiva pero reflexiva. Santa Teresa escribió varios villancicos. Gloria Fuertes dedicó parte de sus versos a la Navidad. Suyo es el más famoso Auto de los Reyes Magos, aunque casi todos lo conocemos por el subtítulo El camello cojito. Sin embargo, sus poemas navideños, con sus rimas indiscutibles y sus escenas en principio divertidas pero cargadas con un trasfondo más profundo, son numerosos. Y para pieza dura envuelta en humor del bueno, aunque no sea poesía, el cuento de Manolito Gafotas que la Ser y Elvira Lindo nos han regalado este año.
Otra cuya pluma ardía en Navidad es Emilia Pardo Bazán. En su caso publicó dos recopilatorios: Cuentos de Navidad y Año Nuevo y Cuentos de Navidad y Reyes. La producción de la gallega es muy variada, narrando historias de la tradición bíblica y escenas contemporáneas. Son tantos los autores patrios que han cultivado la narrativa navideña que no cabrían en un artículo. A decir verdad, podríamos dar una clase de literatura española solo con cuentos de Navidad: Cecilia Bölh de Faber, José Jiménez Lozano, Valle Inclán, Azorín (que en su cuento La noche vieja cita a Ávila), Benito Pérez Galdós, Gerardo Diego, sor Juana Inés de la Cruz, Góngora…
Pero me gustaría acabar volviendo al principio, a la tradición. Y es que muchas de las piezas literarias más destacadas de la Navidad nos han llegado de forma oral. Cuentos, poemas, pero sobre todo villancicos, que hemos cantado en familia y que seguimos perpetuando a través del tiempo, formando parte de esa cadena que es la tradición y que, si pierde eslabones, corre el riesgo de desintegrarse. Así que, en Navidad, como el resto del año, leamos y cantemos juntos, sabiendo que aquello que se olvida, acaba perdiéndose, pero que lo que se disfruta remite a una memoria colectiva que nos une. Y eso también es la Navidad.