Carolina Ares

Escrito a tiza

Carolina Ares


La reapertura de Notre Dame

07/12/2024

Hoy reabre Notre Dame. Cinco años (y unos meses) después de arder ante los ojos del mundo entero, que frente a pantallas de todo tipo mirábamos hipnotizados la vulnerabilidad de aquello que creíamos eterno. Y, aunque en aquel momento solo los más agoreros lo pensasen, parece que fue solo el principio de todo lo que estaba por venir. Una dolorosa antorcha en la noche parisina que no era sino un símbolo de la fragilidad del hombre y de su obra. 
Esa misma noche, el presidente francés afirmó en televisión que en cinco años la reabrirían. Y han cumplido. Para ello se ha valido de un jefe de obra militar y han agilizado todo lo posible la restauración, con algunas decisiones acertadas y otras un tanto polémicas. Independientemente del proceso y de la opinión que podamos tener, lo que si podemos decir con seguridad es que su determinación ha conseguido restaurar un monumento fundamental en un tiempo casi de récord cuando lo normal habría sido que, a estas alturas, todavía estuvieran perdidos debatiendo sobre conceptos de restauración.
Hoy Macron presidirá una misa para autoridades y mañana se abrirá de nuevo al público que podrá acceder al interior del templo a verlo, fotografiarlo, admirarlo y reencontrarse con él, pero también a rezar, a confesar en cinco idiomas y a experimentar todo lo que la catedral parisina ofrece. Y es que, ante todo, Notre Dame es una iglesia católica y como tal se ha desarrollado la reapertura, con respeto a la identidad de edificio y sus valores. No se trata de un lugar turístico, un monumento u obra de arte más. Fue construida con un propósito y este ha estado más que presente en estos días, en un acto de ejemplaridad. A mediados de noviembre comenzó el traslado de la Virgen con el niño de vuelta al interior de la catedral con una novena en la que se la iba a acercando cada día a una iglesia más próxima y con una procesión final por el centro de París con Louvre y la Torre Eiffel de fondo y multitud de fieles cantando, portando velas y dejando imágenes de gran belleza y emoción. Tras su bendición pudimos volverla a ver entrar a su casa en un momento para el recuerdo. Y, de repente, Notre Dame estaba de vuelta. También hemos visto de nuevo su interior. Inmaculado, diríase a estrenar. Blanco, prístino y un poco extraño. Pero esto también es un símbolo más, de un nuevo tiempo, una etapa a estrenar. El comienzo tras el resurgir. 
Notre Dame abre hoy de nuevo sus puertas. Alegoría, emblema, enseña. Los humanos necesitamos símbolos, aunque los creemos nosotros mismos, para comunicarnos, pensar, expresar nuestras emociones y desarrollar ideas complejas. Y yo, en un arrebato de optimismo y pensamiento mágico, no dejo de pensar que, igual que su incendio marcó el comienzo de un final, el de un tiempo insostenible de crisis en el que todo va a peor, su reapertura es un nuevo inicio. El símbolo de todo lo que está por venir.