Sara Escudero

Desde la muralla

Sara Escudero


Mientras la tierra no deje de girar

29/11/2024

Miles de personas que habían huido de las consecuencias de las guerras, llenas de miedos e incertidumbres están volviendo a casa desde que el pasado jueves 27 de noviembre a las 3 de la mañana se iniciara una tregua entre Líbano e Israel. Entre toda la retahíla de noticias estremecedoras de las que últimamente no podemos escapar, cualquier noticia con destellos de esperanza es bienvenida y en este caso, motivo de celebración.
Meses contando días, calculando daños, enumerando asesinados. Y así uno tras otro hasta los casi 4000 muertos que los ataques de Israel han dejado en Líbano, más de 15.000 heridos y 1 millón de personas que han huido de la guerra, y ahora se preparan para volver a lo que queda de las casas y construir de nuevo hogares.
Es tiempo de celebrar. Pero también, para los afortunados que vuelven a casa, es tiempo de hacer balance. Recoger enseres, valorar daños, remover emociones y en muchos casos pedir cobijo porque lo que fue vivienda, es ahora un amasijo de hierros envuelto en escombros. 
Es tiempo de celebrar. Sin embargo, los sentimientos van y vienen, se balancean como un péndulo de emociones, entre la alegría y la incertidumbre, la calma y la tempestad. Es un nuevo viaje o el final de una etapa dolorosa. De nuevo la montaña rusa de las emociones, el péndulo que oscila de un lado a otro con movimiento casi constante, mientras la tierra no deja de girar.
Y mientras el corazón se llena de esperanza, la cabeza se ocupa de miles de preguntas:  Y después de 60 días ¿qué? Y tras los miles de muertos en Líbano, ¿qué? Cesa una batalla, pero ¿no acaba la guerra? Los pequeños ataques de ayer ¿dejan esta columna de hoy obsoleta por una violación del alto el fuego a tal solo unas horas de haberlo celebrado?
Aún muchas preguntas más, con respuestas demasiado abiertas o directamente sin respuesta clara que nos dé algún atisbo de esperanza para el futuro, aunque sea solo a corto plazo. Las guerras, TODAS las guerras, cada una de ellas, terror y desolación, que afectan a toda la humanidad.
Miles de muertos después, millones de corazones rotos y todo un planeta conmocionado por la situación de Líbano celebramos las primeras 48 horas de paz. Por delante 58 días para construir y tender caminos a la paz. Siempre con la mirada puesta en que tal vez se puedan tender puentes, se puedan recuperar la integridad, la credibilidad, la confianza en el ser humano. Ventanas para cerrar el odio y abrir las puertas del mundo. Tiempo para cerrar capítulos de rencor y abrir espacio al escaso y necesario diálogo. Tan cierto, como que el péndulo oscila, porque la tierra no deja de girar.
Que callen las armas, que grite la paz. Que el péndulo, por un momento, deje de oscilar. Que la energía cinética se transforme en equilibrio, adaptación a nuevos tiempos y fuerza para enfrentar los desafíos, aunque la tierra no deje de girar.

ARCHIVADO EN: Líbano, Ávila, Israel, Violaciones