Julio Collado

Sostiene Pereira

Julio Collado


Juan Luis Vives y Sotillo de la Adrada

16/06/2024

Sostiene Pereira que, con la edad, se ha ido haciendo más devoto del Santo Azar y, si se cruza con él, no deja de seguirlo. Hace unos días, buscando en su biblioteca algún texto que ya no recuerda, se dio de bruces con un viejo y pequeño libro de Juan Luis Vives y lo rescató. Diálogos, se titula, y es una edición de 1922. Anda estos días enfrascado en él y se da cuenta que el azar no pudo traerle mejor sorpresa. En tiempos tan bruscos y ruidosos como estos, la serenidad del humanista, filósofo y pedagogo del Reino de Valencia viene pintiparada. Y estos Diálogos, populares en toda Europa, fueron escritos para "dar a los escolares una colección de temas para aprender latín" de modo tan intimista y afable que es una delicia en su sencillez. Leer estas conversaciones entre maestro y discípulo sobre la vida cotidiana, desde que unos se levanta hasta que se acuesta, el lector queda prendado de la eterna poesía de lo pequeño y cotidiano. 

En un receso, mientras tomaba un café con leche, Pereira se preguntó el por qué un Colegio abulense, el de Sotillo de la Adrada, había tenido la feliz idea de llevar el nombre de tan ilustre humanista, amigo nada menos que de Erasmo de Róterdam y de Tomás Moro. De un pedagogo que ejerció de maestro de la hija de seis años y de amigo del rey de Inglaterra Enrique VIII, "grande amigo de las humanidades". Hasta que se puso de parte de la reina Catalina de Aragón cuando aquel se divorció de ella. Juan Luis Vives no miraba para otro lado nunca. Nació en Valencia en 1492 y tuvo que salir al exilio a los 17 años y recalar en Brujas porque sus padres, judíos conversos, sabían del peligro y lo mandaron a estudiar a Europa. Un "Erasmus" siglos antes de inventarse el término. Efectivamente, años después, sus padres fueron quemados por la Inquisición.  Eso no fue óbice para que él fuera un cristiano honesto a carta cabal. O sea, de pensamiento libre. Por eso, sus Comentarios a la ciudad de Dios fueron incluidos en el Índice de libros prohibidos. Mira por dónde, en este entreacto, su nieto le llamó para preguntarle sobre Ana Bolena y su decapitación. Le pedían un trabajo en el Insti. Vaya con las casualidades.

Yendo tras el azar, quiso Pereira, investigar cuándo se inauguró el Colegio de Sotillo y, como es costumbre, la web del mismo no aporta nada de su Hª. Por una noticia en la prensa, se entera: "1979-2019. El Excmo. Sr. consejero de la Junta de CyL visitó el CEIP Juan Luis Vives con motivo del 40 aniversario de su inauguración", dice la placa y la foto obligada. El director del colegio por aquellos años, Juan E. Ayuso, le cuenta a Pereira que, a la hora de poner nombre al colegio, los gobernantes municipales proponían el de Nuestra Sra. de los Remedios, patrona del pueblo. Un nombre, como se ve, muy creativo. Menos mal que el director y el Claustro de Profesores optaron por el humanista y pedagogo, defensor a ultranza de la educación de niñas y niños y poco conocido por estos lares. No sabe Pereira si los niños actuales del pueblo y sus vecinos leen al pensador que les da prestigio. Para poner la miel en los labios, estas líneas de su obra Diálogos, el tratado escolar más popular en Europa para aprender latín. Conversan padre e hijo:

"-Tuliolo, hijo mío, quiero hablar un rato contigo.

-¿Qué queréis, padre mío. No puede haber cosa más de más gusto que atenderos.

-Este, tu Rucio, ¿es bestia o es hombre?

-Bestia, según creo.

-¿Y qué tienes tú para ser hombre y no bestia? Tu comes, bebes, duermes, paseas, corres, juegas, y él hace lo mismo.

-Pero, yo soy hombre.

-¿En qué lo sabes? … Hay una diferencia; el no puede hacerse hombre y tú puedes si quieres.

-Os suplico que me lo digáis.

-Se hará si vas a donde van bestias y vuelven hombres.

-Iré de buena gana, padre. Mas, ¿dónde está ese lugar?

-En la escuela.

-Estoy pronto para cosa de tanta importancia.

-Yo también...".