Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Julián Sánchez, un diamante

04/02/2025

Decir Julián Sánchez en Ávila era hablar de fútbol y moda o lo que es lo mismo Diamante C.F. y Rasil/Andrés Sánchez. La semana pasada nos dejó tras varios años apartado por problemas de salud, pero eso no debe significar que deba quedar en el olvido. Julián fue lo que hoy se ha venido en denominar como emprendedor. Creó el club de fútbol Diamante (décadas de los 80 y 90) que militó en categorías Regionales –era otro fútbol– y tomando las riendas del negocio familiar lo situó como referente en el vestir masculino ataviando a miles de abulenses de traje o de manera casual. 
Por el primer equipo del Diamante y sus divisiones inferiores pasamos varias generaciones de jóvenes a los que nos dio la oportunidad, que otros no dieron, de seguir jugando al fútbol en competición amateur y más tarde patrocinando equipos en lo que entonces era el trofeo Pedro Pascual o la liga de futbol sala. Coincidió con los mejores años de un Real Ávila CF – 2ª B-, del que previamente fue directivo, lo que quizás pudo ensombrecer los buenos resultados que su Diamante CF cosechaba con equipos primero de la regional madrileña (algunos hoy en 2RFEF) y luego de Castilla y León. No se amilanaba fácilmente. 
Eran tiempos de campos de tierra, balones Mikasa -duros como piedras-, vestuarios como cochitriles y multitud de días sin agua caliente, realidades que hoy se considerarían infames para la práctica del deporte. Julián y muchos de sus colaboradores en la directiva siempre procuraron facilitarnos la mayor comodidad (en el campo oficial del club –ciudad deportiva– los días de partido un coche al que se le enganchaba un somier rastrillaba la tierra para allanarlo). En los desplazamientos nunca faltó una comida o un buen bocadillo para reponer fuerzas. El secreto del Diamante CF fue que trataba a sus jugadores como personas y por supuesto la vestimenta –de juego, entrenamiento y paseo– era de primera división y envidiada por todos sus rivales. Me viene el recuerdo de aquellas equipaciones Meyba o las entonces codiciadas botas Patrick. 
El resto del tiempo que le dejaba el fútbol fue empresario. En esta faceta también destaco por liderar un comercio al que le aportó nuevas técnicas de venta ligadas al deporte. También se implicó en la vida empresarial representado los intereses económicos siendo miembro de la patronal y plenario de la Cámara de Comercio. Integrante de una casta de empresarios que hoy Ávila echa en falta. Fue mecenas y esponsorizó otras muchas actividades deportivas y sociales. Con su haber no podía ser de otra cofradía que la de las batallas. Ávila ha dedicado plazas, calles o rotondas a muchas personas con singulares méritos ninguno menor de los que ha atesorado Julián Sánchez. Rebautizar con su nombre el complejo futbolístico de Santi Espíritu sería un gesto de gratitud. In memoriam. Descanse en Paz.