Mariano de la Puente

Percepciones

Mariano de la Puente


Fracturas, inmigrantes y delincuentes

04/08/2024

Hablan de brechas sociales, económicas y políticas. Podrían desembocar en una fractura, que resulta cuando algo se rompe o quebranta con violencia. Si la democracia está bien establecida y arraigada es difícil que la brecha se convierta en fractura, pero los políticos, inmersos en sus batallas y en sus mundos, olvidan a los ciudadanos con o sin papeles, da igual. Esa dejadez trae fisuras y marginación.

Los primeros marginados son los exiliados y expatriados bien a causa de la miseria y la falta de oportunidades, o por la política en sus países de origen. No hay epopeya en las pateras ni los cayucos utilizados en la costa africana como caballos de Troya, los embarcados son los engañados. Las imágenes son elocuentes.

¿Cuántos miles han quedado en el camino? Algunas estadísticas cifran en 32 los muertos diarios; Naciones Unidas señala la ruta canaria como la más letal del mundo. Los desarraigados han cubierto la primera etapa, pero el camino es muy largo. Hay 16.000 varados en las Canarias, (6.000 menores). Para quienes ven en esa cifra un infinito preocupante les vamos a dar otra cifra, a ver que les parece; al final del pasado año se contabilizaban más de ocho mil municipios en nuestro país… ¿y en la Unión Europea? ¿Habrá sitio? Sin comentario.

La Cruz Roja, los marinos españoles, los cuerpos de seguridad son la primera ayuda, la primera esperanza. Estos, al contrario que algunos políticos, sí saben que las leyes del mar son sagradas. Recordemos a Machado cuando decía que los profesionales que se envían a ciertos lugares no solo deben ir a enseñar, (a ayudar), sino también a aprender. Es difícil ponerse en los zapatos del otro, pero es la forma de entenderlo.

Ahora empiezan otro calvario. La sociedad y los gobiernos son los responsables de resolver el dilema que, obviamente, solo tiene una opción, la humanitaria. No valen parches, ni huidas hacia ninguna parte, como hemos visto en las votaciones parlamentarias. ¿La votación en el Congreso es política o deshumanización? Déjense de tecnicismos señores del Partido Popular y más alma. ¿Y los solidarios nacionalistas catalanes de JUNTS votando con VOX? Ver para creer.

Cuando algunos hablan de exceso de migrantes, otros claman por mano de obra; conozco algún empresario desesperado que pide legislación que permita contratar personal laboral. Junto a estos, honestos, permanecen camuflados los carroñeros que propician la semiesclavitud de personas, que callan por miedo. ¿Quién es el delincuente, el explotado o el explotador? Legislar, sí, pero desde la perspectiva de los derechos humanos, no con el ojo puesto solo en el beneficio del voto o dinero.

Los electos decían: "He sido elegido para servir a toda la sociedad". De ahí pasaron a servir solo a sus votantes, a los que llaman clientes. También dicen, en algún caso, con argumentos peregrinos por no decir terribles, emigrante igual a delincuente. Escribía al inicio del artículo sobre las fracturas. La primera fisura la provoca la semántica; se camina hacia el lenguaje altisonante y afectado hasta llegar a la brecha. ¡Cuidado!, para la fractura solo falta un paso.

El filósofo inglés Herbert Hart explicaba de manera meridiana y clara, refiriéndose al Estado, que no es de recibo aprovecharse de los beneficios de este y no estar dispuesto a aportar. En suma: habla de derechos y obligaciones, para todos, para los que están…  y para los que llegan. Un Estado pertrechado de los fundamentos legislativos, fiscales, educativos, y una sociedad bien informada, saben que la solidaridad es un principio esencial, no la caridad.

Recordamos otra vez al historiador francés Louis Blanc: "A cada uno según sus necesidades, de cada uno según sus posibilidades"; complicado en una sociedad mercantilizada, con el factor humano por los suelos.

La política, como servicio a los demás o el arte de lo posible, según Aristóteles, se ha convertido en un modus vivendi, en puro mercantilismo para ciertos sujetos. La política se ha profesionalizado de tal manera que sobran especímenes tipo Sunak o Trump, partidos que fracturan la sociedad y agrupaciones encubiertas o enmascaradas cuyo fin es la intoxicación, aquí también hay. Es la educación y el conocimiento, no el miedo, lo que cohesiona a la sociedad. Los vendedores de terror, hablen con Trueba, por favor, y dedíquense al cine. 

Una sociedad en la que emigrante es sinónimo de delincuente; una sanidad donde el paciente se convierte en un cliente, y una democracia donde el ciudadano solo es útil por su voto, no parece deseable.

En la comunidad actual, muy tecnologizadas, la persona ha pasado a un segundo plano al sustituirla, por mor del negocio. La política necesita gente íntegra en la dirección, frente a personajes cuyo objetivo vital es recoger beneficios de cualquier índole, estrujando las oportunidades que ofrece la sociedad. Esos individuos ignoran el otro lado de la ecuación, aportar, esa contrapartida que compensa y equilibra; la que pone el fiel de la balanza en su lugar justo. Lo contrario es conflicto.

Se progresa cuando los ciudadanos y sus líderes utilizan como buena medicina pegamento contra fisuras, brechas y roturas en la sociedad. ¿La fórmula del pegamento?: educación, información, sensibilidad y consideración. Como en medicina, recordamos que no basta el traumatólogo tras reducir una fractura, el final adecuado requiere un médico integral.

Cierro pensando en Malak, una niña saharaui, de 10 años. Jugando de igual a igual con mis niñas españolas. Unos ojos negros inmensos. Una esponja. Risa atronadora. Descubridora de otros mundos. Absorbe todo lo que la rodea, después volverá a las arenas del desierto, su hogar. Recordemos que el Sahara fue colonizado en 1884, fue la provincia 53 de España. La abandonamos a su suerte en tiempo del dictador. Ahora Francia se alinea con España en la propuesta marroquí llevada a la ONU. Un pueblo con incierto futuro. Tristeza.