Mariano de la Puente

Percepciones

Mariano de la Puente


¿Hacia el colapso?

16/03/2025

Llegó "el hombre Yenka". Avanza, recula de inmediato y deja al personal atónito. Mr. Trump está ante el espejo, pero no se ve ni se reconoce. Sería el hazmerreír del planeta si no fuera porque el temor que nos invade es que pueda confundir el pulsador del retrete con el botón de la bomba nuclear.
Los trumpistas quieren manejar todos los pilares de la sociedad, no se salva ni la iglesia, como muestran las proclamas lanzadas desde el cristianismo radical por el cardenal Burke, a quien no le gusta el papa. Los integristas rechazan el liberalismo y la democracia, recuérdese al secretario de Estado, Marco Rubio, exhibiéndose por televisión con la cruz de ceniza. Avanzan en Europa, en España, no olvidamos al arzobispo de Sevilla pidiendo la renuncia del papa Francisco, dado su estado de salud; mal que les pese el papa sigue gobernando desde su cama hospitalaria, y dijo irónicamente: "no se olviden de rezar por mí, pero recen a favor, no en contra". 
La justicia, otro pilar, bloquea algunas órdenes ejecutivas, y Musk y Vance arremeten contra quienes la administran. Acometieron a quienes entonces emplumaron y condenaron a Trump, y ahora se fijan en quienes denuncian sus manejos e intenciones. En el colmo de la desfachatez, EE.UU. ataca la orden del Tribunal Penal Internacional contra presuntos genocidas como Netanyahu. No han gustado al sátrapa iliberal las órdenes dictadas, lo que es una forma de alinearse con Rusia, China, o Israel que no reconocen a este tribunal. Por el contrario, toda la Unión Europea reconoce al TPI, es cuestión de civilización, democracia y ley.
La humanidad, tras cientos de años trabajando por la sociabilidad, avance de la cultura y la educación, choca con el salvajismo de tipos de naturaleza grosera, carentes del más mínimo sentido de respeto hacia sus semejantes. Escribíamos en el Diario de Ávila que la sociedad involuciona; ahora muchas naciones y ciudadanos achantados parecen incapaces de reaccionar ante estos lumbreras que, en su ignorancia, pretenden instaurar un nuevo régimen a base de dinero. 
Lo económico parece que no arroja los resultados esperados por el equipo trumpista, han tenido que retrasar algunos aranceles hasta el 2 de abril, y el mercado americano da signos encontrados sobre  la voluntad y hechos de este mercachifle pagado de sí mismo. Las bolsas colapsan por momentos, el capitalismo vive en un continuo ay; Trump, con sus órdenes ejecutivas, de trazo grosero y violento, deshace los acuerdos conseguidos por las naciones tras la Segunda Guerra Mundial. Frustrado, "el Yenka" a veces retrocede y sus fracasos le hacen más irracional y peligroso. 
Escribía el sociólogo alemán Oliver Nachtwey en 2017, sobre Trump: "encarna en muchos sentidos la negación de todo aquello que define al mundo occidental". Es evidente que sus acciones van encaminadas a la destrucción, a la ruina de las instituciones, de la Unión Europea, en definitiva, del orden mundial; en español,  –idioma que desprecian y no les gusta–, se define como colapso. Son recomendables dos obras, ambas tituladas: "Colapso"; una del profesor Carlos Taibo, y la otra de Jared Diamond; las dos, perspicaces.
Las formas del estadounidense preceden al colapso hasta un punto donde los avances de la civilización entre naciones, plasmados en instituciones como la Organización Mundial del Comercio (OMC), la ONU, y otros organismos, han caído al vacío convirtiéndose en irrelevantes. La globalización no gusta a los nostálgicos de los imperios. EE.UU. está aprendiendo que el afán de dominar el mundo por la vía del chantaje, la amenaza económica o, en su caso, militar, no amedrenta a todos. En este nuevo orden mundial, prima el dinero, los asiáticos lo tienen, y son la horma de su zapato. Trump y adláteres ignoran la complejidad de las sociedades de este planeta y ahora les da igual, cuando quieran recuperarse no será posible.
Si el mundo no reacciona y Europa no toma algún liderazgo antes de las elecciones de medio mandato en EE.UU. (noviembre de 2026), los únicos obstáculos, de momento, que encontrará el presidente iliberal republicano son los jueces; y si los demócratas no se recuperan en ese proceso electoral, el país norteamericano estará más cerca de llegar a ninguna parte. El mercado que dice defender, pero ataca, empieza a revolverse, no gusta al capitalismo algunos modos. Sabemos que no es la lógica, sino el mercado lo que mueve al capitalismo. Trump, en su ignorancia, desconoce lo que se llama "horror vacui"; la materia tiende a agruparse de manera que donde queda un espacio, un vacío, otra lo ocupa. Como ejemplo, ¿se van los estadounidenses?, pues llegan los chinos.
¿A quién echarán la culpa ante un fracaso, que parece inevitable? El mayor valor que perderá EE.UU., su mejor arma, la inculturación de años sobre el mundo occidental. Ni Hollywood, ni su música, ni su estilo de vida, será comprado ahora por sus viejos clientes, y menos los europeos, tras descubrir que los susurros eran más bien berridos. Como cantaba Joan Baptista Humet, "al sueño americano se le ha ido la mano"
Concluye Taibo que difícilmente se podrá evitar el colapso, si acaso mitigarlo. Las causas son una dramática falta de aptitud del mercado incapaz de autolimitarse, embaucado por la lógica del beneficio, el cortoplacismo, y la insaciabilidad ante necesidades muchas veces artificiales. Resalta los desacuerdos políticos frente a multinacionales, pues dictan las reglas del juego que los Estados aceptan. Diamond, en su "Colapso", describe cómo muchas culturas han desaparecido; se da un fracaso que economistas y científicos denominan "conducta racional", producto del choque de intereses. El comportamiento puede considerarse racional, pero aunque se utilicen argumentos correctos podrían ser moralmente reprensibles. 
Escribió Benedetti: ¿La historia habrá acabado? ¿Será el fin de su paso vagabundo? ¿Quedará aletargado e inmóvil este mundo? ¿O será que empezó el tomo segundo?