Alfonso Caro

Sunset Bulevar

Alfonso Caro


Nosferatu: la misma historia, pero mucho más perturbardora

06/01/2025

Que nos encante que nos cuenten las mismas historias es algo que llevamos impreso en nuestro genoma. A lo largo de la historia la tradición oral ha perpetuado sus narrativas introduciendo leves (o no tan leves) cambios que ajustaban el relato madre a las particularidades de cada época y de cada sociedad. Y el cine, en su condición de entretenimiento popular, se ha convertido en un aliado formidable para perpetuar el mito, la leyenda y los folclores con tramas que comparten premisas, desarrollos, soluciones y conclusiones. Todas ellas habitadas por personajes arquetípicos que nos brindan una y otra vez la misma historia con ligeras modificaciones. Drácula es el personaje de ficción que más veces se ha llevado a la gran pantalla, y son ya 173 las películas que han recreado la figura alumbrada por Bram Stoker en su novela de 1897, una novela muy recomendable y de disfrute muy sorprendente pese a su naturaleza epistolar. Si bien "Nosferatu" (Friedrich Wilhelm Murnau, 1922) es una de las películas más recordadas de todas por ser además cumbre del expresionismo alemán (cualquier persona que no la cite entre los 5 títulos más importantes de este movimiento debería perder vuestra atención de manera inmediata), lo cierto es que fusiló descaradamente la obra de Stoker sin contar con los derechos sobre la novela; así que la primera película "oficial", que sí contaba con los derechos de autor, siempre ha sido la no menos conocida "Drácula" (Béga Lugosi, 1931). Desde entonces han sido multitud los tratamientos de su figura en el cine, y hasta ahora quizá "Drácula, de Bram Stoker" (Francisc Ford Coppola, 1993) ha sido el título más fiel a la obra del autor, y también el más revolucionario a la hora de reinterpretar las claves del personaje en el cine.
Lo que nos llega a las carteleras abulenses es un remake del "Nosferatu" de Murnau, que conecta también, y como no podía ser de otra manera, con "Nosferatu, vampiro de la noche" (Werner Herzog, 1979), un potente homenaje a la película de Murnau al que hay que acudir con obligación para que el tríptico que cierra la nueva cinta de Robert Eggers esté completo. Pero Eggers, como hiciese Coppola en su momento con el resto de la filmografía sobre el personaje, se distancia de ambas propuestas gracias a su oficio como constructor de imágenes y atmósferas. El director de "La bruja", "El faro" y "El hombre del norte" firma su cuarta película, la más ambiciosa y personal, reafirmando su condición de autor, capaz de diferenciarse sobre el resto con facilidad gracias a la agotadora fuerza de su impronta visual. De nuevo la misma historia pero esta vez dotada de una plasticidad que arrincona a la trama y a sus personajes para construir una experiencia sensorial inédita hasta ahora en la filmografía del personaje. Un portentoso largometraje en el que Eggers juega el trueque relegando al terror en favor de lo perturbador y dotando al filme de algunos de los momentos más sobrecogedores y angustiosos vistos en una sala de cine en 2024. Y como la historia se repite, este mismo año llegará a salas otra nueva revisión de la novela de Stoker, esta vez a cargo del realizador galo Luc Besson. Y es más que probable que volvamos a las salas a volver a disfrutar de la misma historia. Somos así.

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