Guido Caprotti, su mujer e hijos (la primogénita, Laura, seguida en 1923 por los gemelos Edgar y Óscar), se establecieron en el Palacio de Superunda, en la Calle de Los Cepeda, 2, inicialmente en alquiler y finalmente comprado, convirtiéndolo en hogar y estudio. Caprotti utilizaría ocasionalmente el Hotel Inglés en invierno, cuando el palacio resultaba muy frío. Con la contienda civil, la dirección varió a Plaza del General Mola, 3 (el general residió en el edificio hoy de Hacienda), siendo desde 2001 Plaza del Corral de las Campanas, 3.
El inmueble, de 1.500 metros cuadrados de los que 1.100 están edificados en dos plantas, fue construido entre 1580 y 1595 por el regidor de Ávila Juan de Ochoa Aguirre y heredado en el siglo XIX por el conde de Superunda y marqués de Bermudo. El Decreto 227/1992, de 23 de diciembre, lo declaró Monumento de Interés Cultural.
El 11 de julio de 2006 el palacio Caprotti fue cedido por la familia al Ayuntamiento, con la obra del autor y los muebles y enseres conservados en la casa, según deseo del pintor, respetado por sus hijos (en ese momento, Laura, Edgar y la viuda de Óscar, Ana Isabel de Aizpurúa Sáenz Alonso). El arquitecto José Ramón Duralde redactó el proyecto y dirigió las obras de restauración del palacio, costeadas por el Consistorio. En 2013 se abría al público, como museo de su obra y la de su hijo Óscar, con sus colecciones de objetos de arte.
Guido Caprotti descansa en el cementerio de Ávila, con su esposa, que le acompañó en su última morada en 1988, sus hijos Óscar (escultor y piloto de carreras) y Edgar (abogado y jugador del Real Madrid de Baloncesto), fallecidos respectivamente en 2003 y 2012, su nuera Teresa (2013) y su cuñado Alberto (1980). 
A su funeral, oficiado por Hipólito Mayoral, asistió Castor Robledo, vicario del obispo, una representación del Ayuntamiento y numerosos abulenses. Fue enterrado con su paleta y un saquito de tierra de Monza como almohada. Su tumba está decorada por una escultura de su mano derecha y otra femenina, obras de su hijo Óscar. Se le dedicó en 1982 en Las Hervencias la calle Pintor Caprotti.