Mariano de la Puente

Percepciones

Mariano de la Puente


Perdón, Sr. Neandertal

20/10/2024

Occidente disputó y esquilmó los recursos naturales en todo el planeta desde antiguo, griegos, romanos y los imperios siguientes, apoyados en el ejército o mercenarios. Los colonizadores españoles no dejaban de ser soldados de fortuna en América y en tierras del Pacífico.
Sucedieron grandes despropósitos como el del rey belga Leopoldo II, tristemente famoso por el genocidio que provocó en el Congo; y según avanzamos hacia nuestro tiempo, qué decir de británicos, alemanes e italianos. Sientes asombro por esas fronteras delimitadas con tiralíneas para algunos territorios norteafricanos. Los europeos arrasábamos lugares y trazábamos fronteras construyendo naciones, incluso el caso palestino-israelí es una muestra de aquel desorden y prepotencia. 
¿Cuál era el criterio? Imaginamos que en algún territorio se partieron tribus, aldeas o un pueblo por la mitad. Tal vez un tuareg se viera alejado de su ganado por el capricho de un plumífero que de las colonias no conocía ni el perfume.
Los colonizadores de todo tiempo y país se lanzaban a la aventura. Solían ser personajes en busca de fortuna y en algún otro huían de la miseria cuando no de la ley. ¿Ello justifica sus actos? A los ojos de hoy, no; en algunos casos, como el de rey Leopoldo II de Bélgica, ni hoy, ni entonces. No es lo mismo huir de la miseria que implantarla en otros lugares.
Chinos y rusos se asientan hoy en África: a rey muerto, rey puesto; ocupan "sin pestañear" los territorios abandonados por los europeos. Los nuevos "conquistadores" tienen la misma estrategia: esquilmar tierras y riqueza y azuzar a esos pueblos contra sus viejos colonizadores. Utilizan la miseria, la guerra, el hambre y la mentira, exhortando a ciudadanos africanos en busca de un mundo mejor. Los nuevos imperios y sus sátrapas además de desestabilizar a los países receptores, europeos en este caso véase Canarias, se apropian y arrasan la riqueza del continente africano. Nada nuevo. Terreno abonado en una África sembrada de Estados fallidos.
En América Latina el asunto territorial parece resuelto, no así como organizan su funcionamiento interno. En algunos pervive un golpismo soterrado que deviene en falsos libertadores, como el caso de Nicaragua. En otros, el salvador de turno, vende seguridad y se apropia de la libertad. No faltan las intentonas como la última en junio de este año en Bolivia. Venezuela se agota, como señala Le Monde: El país de la "revolución bolivariana se consume". La verdad se construye, la realidad es otra cosa.
Viene a propósito la actuación de la nueva presidenta de México, Sra. Sheinbaum. No invitó a su investidura al jefe del Estado español, por los acontecimientos de hace 500 años. Su antecesor, el Sr. Obrador -protector de su pueblo contra el covid con una estampita de la virgen de Guadalupe-; este lumbreras solicitó mediante carta a Felipe VI que pidiera perdón, ¿es anacronismo o melonada? Se nos antoja, otra vez más, una huida de los problemas internos que no citaremos por ser desgracias harto conocidas. En esa línea de perdones y reivindicaciones, ¿por qué no reclaman a Estados Unidos la devolución de once estados que les birlaron en 1848?
Claudia Sheinbaum se confiesa mujer de ciencia, sin creencias, al parecer descendiente de judíos sefardíes y askenazíes; Colón, según ha demostrado el científico, doctor en medicina y profesor José Antonio Lorente, también pudo ser judío, probablemente sefardí. 
Con todo respeto, puestos a decir melonadas y ocurrencias, ¿se perdonarían entre ellos? Son notorios los lazos de apellidos como Obrador, Sheinbaum con Mayas, Mazahuas, Yaquis y otros grupos y etnias; o el de Hernán Cortés, jefe de la Guardia Nacional nombrado por la flamante presidenta. No vamos a justificar las acciones de entonces, tampoco las estupideces de hoy, juzguen ustedes. 
Habitamos un mundo de charlatanes y nostálgicos que se han hecho hueco trayendo historias como la del dominico Bartolomé de las Casas, quien pasó de encomendero, persona que tenía indios encomendados, a fraile. Quizá la mala conciencia le llevó a escribir su obra que, curiosamente, inició en México.
Alberto G. Ibáñez, en su libro "La leyenda negra, historia del odio a España", recuerda que otras naciones no han sufrido ataques de propaganda como el caso español, primer imperio global. Parece que las envidias de otros imperios posteriores fomentaron y aumentaron aquella leyenda negra.
Nuestra sociedad se está llenando de reescribidores de la historia, canceladores de la cultura y la literatura y de profetas para la felicidad que aprovechan la molicie de un mundo superficialmente informado y apático para investigar. Han eliminado las estatuas de hombres de aquella época, otra forma de reescribir la historia, suprimir todo aquel material que al observador pudiera despertar la curiosidad del conocimiento. ¿Nos quieren ciegos?
Tan impropio es mirar hacia otro lado, como juzgar con ojos de hoy tiempos pasados. 
Estos reescribidores me recuerdan a ese juez argentino que ha solicitado la eliminación de la quinta acepción del vocablo "judío" del Diccionario de la lengua española: Dicho de una persona avariciosa o usurera. Ese juez debiera leer la conferencia de José Luis Fernández, "Los judíos y el origen del sistema financiero internacional". 
Viejas dinastías judías ligadas al mundo de la banca desde hace siglos desarrollaban una actividad que nadie quería, el préstamo a rédito no era bien visto según los principios religiosos de la época. Negar el origen de las palabras o el contexto histórico de los hechos es negar lo que fuera una realidad. Negar la historia, tal cual, con sus miserias y sus grandezas, impide entender el hoy. 
No sería extraño que hubiésemos de pedir perdón a los neandertales por su desaparición. A las teorías de canibalismo, endogamia, enfermedades, aislamiento se añadirá que quizá usted, Homo sapiens, fue el origen y causa de su extinción hace 40.000 años. Al tiempo. Si está usted ahí: Perdón, Sr. Neandertal.