La localidad abulense denominada Casas del Puerto desde el BOE de 5 de noviembre de 2003, llevó antes el nombre de Casas del Puerto de Villatoro desde su nacimiento como municipio independiente, el 2 de enero de 1842.
Su población, que el INE estimaba en 85 personas en 2023, rondaba en 1945 los 400 habitantes, y en 1885 superaba los 450.
Esos dos años registraron unas devastadoras tormentas que trajeron consigo grandes perjuicios para el pueblo, aunque no se lamentasen daños personales.
El Diario de Ávila reflejaba que el 11 de agosto de 1945, a las 3 de la tarde, una terrible tormenta de agua y granizo que descargó durante una hora asoló el término. El agua torrencial arrastró árboles y enormes piedras. Varias casas quedaron inundadas con un metro de agua y cieno, siendo necesario auxiliar a vecinos que tuvieron que sacar sus enseres de las casas y abandonarlas. En las eras la tormenta se llevó granos y paja y ahogó animales. En la ribera desde el alto del Puerto al camino de Villafranca a Pajarejos el aspecto era desolador: las huertas cercanas al rio destrozadas, árboles arrancados de cuajo, las hortalizas enterradas por varios metros de arena o arrastradas por la corriente, y paredes de dos metros derribadas. La fuerza de las aguas se llevó por delante el taller de aserrar de Pedro Alonso. Varios vecinos quedaron en la miseria.
Todos recordaron la tormenta similar ocurrida en 1885, que obligó a emigrar a gran número de personas, por lo que el pueblo se dirigió a las autoridades para pedir remedio.
El día 18, a las 6 de la tarde, llegó el presidente de la Diputación, Francisco Abella Martín, entonces gobernador civil interino por estar de vacaciones de verano el gobernador Luis Valero Bermejo, junto con el ingeniero de la Sección Agronómica de Ávila. Después de observar los daños, se reunieron con todos los vecinos en el Ayuntamiento y el gobernador expuso medidas a adoptar para evitar que se repitiesen esos hechos: repoblación forestal; levantar muros en las partes más peligrosas del río; hacer algún puente, y arreglar los principales caminos vecinales inutilizados.