Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Trofeos para un final de temporada

02/07/2024

Es verano deportivo (Eurocopa y Olimpiadas) y oportuno hacer balance. Este año ¡por fin! la gala de la prensa deportiva abulense va a poder otorgar sus galardones premiando triunfos de equipos deportivos –lo individual predominaba–, que hasta ahora se han venido resistiendo. A fuerza de ser sinceros el deporte de Ávila sigue transitando por una delicada cuerda floja más propia de los trapecistas circenses, lo que le hace épico.
Fútbol y fútbol-sala (femenino) se llevan la palma como símbolo de victoria. Ávila-Sala asciende a segunda nacional tras vencer en la fase de ascenso. Veinte años ha tardado el Real Ávila en conseguir un ascenso deportivo a 2ª REFF –cuarta división nacional–, categoría menor para la historia del club y de una Capital de Provincia del centro peninsular, que sin embargo llevará previsiblemente al equipo rojillo a jugar en la cornisa atlántico-cantábrica. Política también deportiva. En su año del centenario se ha proclamado campeón de grupo y vuelve a la Copa del Rey(al menos en primera ronda. Laurel deportivo que debe favorecer que en lo institucional el club –sociedad anónima deportiva– pueda seguir cumpliendo con el plan de viabilidad que le llevó a tener que declararse en concurso de acreedores – por anteriores gestores- hace diez años. 
El resto de equipos se han limitado a participar en sus disciplinas, en algunos casos con más pena que gloria. Nuevo descenso del Colegio Diocesano –replantearse que quieren ser sería primordial– mientras el resto con salvar sus categorías han tenido bastante. Esto le ha sucedido al Obila de básquet que desde años transita sin ambición por una liga LEB triste e inmerecida para el club y la ciudad. Los «éxitos» de la temporada no deben obviar que con el deporte de conjuntos Ávila podría proyectar la imprescindible modernidad de una Capital del medievo. Sin embargo, la hacen rancia por una concurrencia de factores: carencia de patrocinios; escaso apoyo institucional; desorganización al hacer cada club la guerra por su cuenta y la carencia de calidad de jugadores nativos –solo guarderías deportivas– para competir con garantías. Buena pretemporada.