En varios números de enero de 1957, el Diario de Ávila informaba sobre la inminente paternidad primeriza de los príncipes de Mónaco, Rainiero y Gracia. Los cuentos de hadas siempre han tenido parroquianos, y por ello los artículos incluían cuestiones como el género del retoño, el modelo de su cuna o la procedencia del agua para su bautizo, aderezadas de fotografías.
El 23 de enero a las 9:25 de la mañana venía al mundo la primogénita de la pareja, una niña, Carolina Luisa Margarita, que más adelante tendría presencia constante en las revistas llamadas del corazón. Nuestro noticiario recogía la buena nueva en su ejemplar de ese mismo día, al ser entonces un diario vespertino. Carolina sería la heredera al trono del principado monegasco hasta el nacimiento de su hermano Alberto el 14 de marzo de 1958, por prevalecer el varón en la línea de sucesión.
Antes del alumbramiento, el rotativo se hacía eco de que el sastre arevalense Gregorio Martín había demostrado dotes adivinatorias para predecir el sexo de los niños aún en período de gestación, un caso extraordinario divulgado por la prensa nacional, ante lo cual el oráculo "comenzó a recibir infinidad de cartas y aun telegramas en son de consulta, hasta el punto de obligarle a renunciar a sus pronósticos, para no verse envuelto en una popularidad que le apartara demasiado de sus ocupaciones profesionales". Se limitó desde entonces a reducir sus vaticinios solo a casos excepcionales.
El 25 de enero, el periódico abulense revelaba que, meses atrás, al enterarse Gregorio Martín de que los príncipes buscaban nombre para su criatura, envió una "respetuosa" carta a Grace Kelly para notificarle que sería suficiente pensar en apelativos femeninos, pues el bebé sería niña. El Diario daba fe de haber leído la carta en ese momento, mucho antes de producirse el desenlace.
Los medios de comunicación internacionales anunciaron más tarde que los dictámenes facultativos vislumbraban el nacimiento de gemelos. Preguntado el sastre de Arévalo por los periodistas locales si modificaba su predicción, se reafirmó en ella. El tiempo le daría la razón.