El lunes 3 de agosto de 1908, a las 22.30 horas, llegaba en su vehículo para visitar Ávila la infanta Isabel de Borbón, tía del entonces monarca Alfonso XIII, apodada castizamente "la Chata", y que suscitaba muchas simpatías entre la gente. Se alojaba en el Hotel Inglés, dirigido por José Tomé, por lo que era grande el gentío para presenciar cómo hacía su entrada en la plaza de la Catedral, acompañada de su secretario y de su amiga la marquesa de Nájera (junto a quien la retrataría años después el pintor vinculado a Ávila José María López Mezquita).
Fue recibida por las autoridades y se dirigió directamente a cenar, invitando a acompañarla a la mesa al gobernador civil (Julián González Heredero) y al alcalde (Juan de la Puente Sánchez), y a medianoche se retiró a descansar.
Al día siguiente, la infanta oyó misa en la Catedral a las 10 de la mañana, oficiada por el obispo, Joaquín Beltrán y Asensio. Estaba dispuesto que entrara en el templo bajo palio, pero ella rehusó tal honor, haciendo gala de modestia como acostumbraba. Tras la misa, el arquitecto Repullés y el cronista Foronda le enseñaron la catedral y San Vicente. En esta basílica, el Diario de Ávila recogía que firmó en el libro que allí se conserva destinado a la familia real, con la misma pluma de oro con que en su día lo efectuaron su hermano Alfonso XII y su sobrino Alfonso XIII.
Posteriormente, fue recibida en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, a donde llegó escoltada por los maceros; después, continuó hasta Santo Tomás, donde le fue mostrada la Sagrada Forma del conocido como Niño de La Guardia. La infanta recordó que el Monasterio se había salvado del "vandalismo revolucionario" gracias a la solicitud de su padre, el rey consorte Francisco de Asís de Borbón. El programa incluyó asimismo los conventos de las Madres, las Gordillas, Santa Ana, San Antonio, la Encarnación y la ermita de San Segundo. Por su popularidad, en la plaza de Las Madres esperaba una multitud, creyendo que iba a permitírseles acceder junto con la infanta. Al negárseles, se originó un tumulto, con pérdida de algunos cinturones, abanicos, etc.