El 31 de mayo de 1958 llegaba Sara Montiel a pasar 24 horas en Ávila. Su carrera estaba en pleno apogeo: venía de triunfar en Hollywood, de donde traía a su primer marido, el cineasta Anthony Mann, con quien se había casado hacía muy poco y que la acompañaba en su estancia abulense junto a su representante, el dibujante de La Codorniz, Enrique Herreros. Se alojaban en el Hotel Reina Isabel, para hacer un alto en el largo viaje y descansar.
El Diario de Ávila del 2 de junio de 1958 refería que habían hecho su aparición en "un magnífico Mercedes descapotable" que acababan de adquirir en París. Allí habían estado para ultimar detalles de la grabación de los discos de su última película, "La violetera", y preparar el estreno en la capital francesa de "El último cuplé", que allí llevaba el título de "Valencia".
La actriz y sus acompañantes se dirigían a Madrid para asistir en el Cine Rialto de la Gran Vía al estreno de "La violetera", la película desde la que se dice empezó a cobrar un millón de dólares por film, la estrella de habla hispana mejor pagada de la época.
Pero ese día en Ávila, después de cenar, acudió al Teatro Principal para ver por primera vez una proyección de "La violetera". Así, nuestra ciudad se convertía en el lugar donde la intérprete tuvo su particular premiere de la cinta. Confesaba después al periodista del rotativo local que "no se había enterado de nada" por haber pasado todo el tiempo nerviosa, "mordiendo el pañuelo y las gafas", juzgando minuciosamente su propio trabajo y reviviendo "la pequeña historia que cada escena ha tenido en el rodaje". Con todo, la Montiel volvió a su alojamiento a la 1.30 de la madrugada.
Muchos abulenses fueron a saludarla al hotel y a la estación de ferrocarril al día siguiente, 1 de junio, cuando ella iba a tomar el Talgo hacia la capital. Con todos fue agradable y cercana.
"La violetera" fue tal éxito de taquilla en Madrid, que se mantuvo un año en cartelera. Sara Montiel, sin embargo, no triunfaría igual en su vida sentimental. Se divorciaría de Mann seis años después de contraer matrimonio, y le esperaban tres bodas más.