Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


El turista no es el problema

25/06/2024

Medias verdades y muchas mentiras han surgido con el asunto de los denominados pisos turísticos. Hace algunas semanas este periódico publicaba que Ávila tiene el 23% de este tipo de hospedaje (en su mayoría en la capital). Comodidad, libertad o precio han fomentado este modelo de alojamiento. El poderoso y monopolista lobby hotelero –más que la molestia del turisteo– está detrás de su limitación con argumentos algunos ciertos y otros muy peregrinos. La cuestión de fondo que se esconde es simplemente eliminar competencia. La carencia de viviendas (venta o alquiler) para residentes dista mucho de ser la raíz de un problema social y urbanístico para el que existen instrumentos que no se están utilizando.

En Ávila se han anunciado recientemente la construcción de varios hoteles, mientras se están rehabilitando en el centro histórico bloques de viviendas para uso turístico. El alcalde –los alcaldes– debería huir de la tentación de limitar o eliminar pisos turísticos por que sea la tendencia política o por quedar bien con el sector hostelero ya que adoptar este tipo de medidas pueden provocar efectos contraproducentes.

Las modas –prohibitivas– tardan en llegar a Ávila, pero llegan. La solución no puede ser uniforme para todas las ciudades, ni en un texto legal, ni en sus interpretaciones, ni en las decisiones. La Consejería de Turismo no debe regular desde fuera sin tener en cuenta la especial situación urbana y patrimonial de la ciudad de Ávila. Por otro lado, el Ayuntamiento haría bien en no limitar o prohibir viviendas turísticas sino agilizar licencias y expedientes, también de hoteles y otros hospedajes, pues más que un inconveniente puede ser una oportunidad.

Ávila necesita imperiosamente rehabilitar y repoblar su centro urbano, hoy degradado. La vivienda turística es una opción (atraería nuevas aperturas de locales y servicios) que merecería la pena impulsar, acogerla y abstenerse de intervenir en la oferta y la demanda que debe regularse por el propio mercado. Si los políticos quieren ser protagonistas deberían preocuparse más por crear un clima y unas infraestructuras que favorezcan el aumento y las estancias de turistas a la ciudad amurallada.