En las cosas de casa la responsabilidad y el compromiso con la gobernanza del común impone cumplir las reglas de la representación política y social de la Nación Española, encomendada a todas las opciones políticas y democráticas, que deben dar la talla, cumplir la Constitución y las leyes, y tener presente que cuando asumen su puesto y representación política asumen su responsabilidad con la Constitución, con toda nuestra Nación y con la soberanía; recordar que la Constitución viene siendo respaldada mayoritariamente en cada renovación política representativa y mayoritariamente respetada por las generaciones desde 1978 acá ya experimentadas en la acción política, pasada y presente, sin necesidad de caballos de Troya (leer historia, ni amnistías que joroben la convivencia y el futuro del consenso: ya se hizo con y por el inicio del nuevo régimen y de la historia de la verdad de la buena se pueden informar, cada quien en su opinión, respetable). En libertad sin ira se dispone: 1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. 2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. 3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.
En las cosas de casa en, y desde el lugar y puesto que toca socialmente, podemos entregar nuestras experiencias a las generaciones que vienen renovando la ciudadanía de y en nuestra gran Nación, insuperable, y así es la verdad, entre las demás naciones del mundo democrático mundial, si se lee sin anteojeras del gurú en turno anti-sistema del pasado y presente.
En las cosas de casa la opción soberana por el compromiso político y social, mayoritarios, de la acción política, encaja bien con espacios de vacíos en la representación de la soberanía de los ciudadanos; ni justifica andar con disgregaciones soberanistas y tonterías en un mundo competitivo, que no entiende de disgregaciones antisociales ni choteos en temas de la soberanía constitucional, ni devaluaciones del "libre respirar en democracia", ni necesita acciones económicas infumables; ni debilidades de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial y su independencia proclamada constitucionalmente; si se admiten debilidades insensatas nos jugamos la separación de poderes en una sociedad democrática avanzada. En las cosas de casa es necesaria la defensa de los derechos y deberes y libertades, como conquista democrática en una sociedad socialmente sana y avanzada; es la fuerza constitucional de la soberanía en marcha y de la defensa del compromiso constitucional y cada día constituyente de una sociedad que opta por un Estado avanzado Social y Democrático de Derecho. En esta defensa no hay tiempos muertos.
En las cosas de casa los errores políticos, económicos y sociales hacen que el pato lo paguen los contribuyentes y sus familias (esto es es: el padecer o llevar pena o castigo no merecido, o que ha merecido otro- diccionario RAE); y también se paga el pato si se descuida y cuestiona el patrimonio soberano nacional, histórico y cultural, sin necesidad trocear lo que ha historia ha unido ni debilitar las riquezas históricas, culturales y materiales de una historia común de ciudadanos en las calles, casas, barios, pueblos y ciudades, riquezas soberanas amparadas por la Constitución de la Nación Española. Sumen su aportación y posición plural, sin tiempos muertos. ¡Ea!