Sara Escudero

Desde la muralla

Sara Escudero


#Rutina

01/11/2024

¡Ay, querida #Rutina! Digamos que no te esperaba como ansío en primavera que llegue la libertad, el agua de mayo. Pero ya estás aquí con el cambio de hora, olor a castañas asadas, castañas de chocolate y bellotas de mazapán. Llega noviembre con su color y sabor especial. Con las hojas caídas y mojadas por el Rastro. Llega noviembre tras meses de descanso para las letras, que no para la desconcertante actualidad.
Desde la última columna, empecé con una de mis múltiples listas (Toc's que se acumulan con el paso del tiempo). Lista de «actualidades» que no quería dejar en el olvido para empezar con la buena #Rutina de mirar «Desde mi muralla» particular. Ya ves, miedo a quedarte sin temas. A mediados de septiembre desistí de tal hazaña, porque el verano ha dejado entrever lo peor de nosotros mismos y la lista empezaba a equipararse con la de los Reyes Godos. 
Sin duda alguna, entre inundaciones y otros males que nos afectan, la lista se llenaba de palabras relacionadas con guerra, odio, muerte y destrucción. Ver el desgarrador minuto y resultado de las guerras no puede dejarnos nunca indiferentes. Leo estadísticas aterradoras sobre cómo el personal de emergencias y de ayuda humanitaria ya no es un mero «daño colateral», sino un objetivo. A pesar de que António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, repita una y otra vez que «las partes en conflicto deben respetar y proteger a los civiles, incluidos los trabajadores humanitarios y los socorristas, cuya labor vital debe facilitarse y protegerse, no obstaculizarse ni ponerse en peligro».
Somos testigos de cómo se sigue denegando un derecho humanitario esencial como son suministros básicos para sobrevivir: alimentos, medicinas y refugio, a lo que yo añado otros mínimos no contables e intangibles como seguridad y dignidad, dejando al descubierto la vida de miles de personas. De cómo se aplazan campañas de vacunación poniendo en peligro la vida de miles de niños y niñas. Cómo uno tras otro, acumulamos días de casi tres cifras, aquí o allí, esperando una solución, unas elecciones en el otro lado del continente, o un basta ya, que duele en el alma. Y esto, también ya empieza a ser parte de nuestra #Rutina. 
Llueve el otoño, llueven hojas de colores ocres y rojizos, haciendo del otoño la paleta multicolor más bonita del año. Llueven las hojas del calendario que dicen La Santa, Los Santos y Navidad. Como si los días, al igual que las hojas no pudieran ralentizar su paso del tiempo, su otoñada, sus días cortos y largas y frías noches. Llueve la vida, llueven las bombas, llueven los sueños. Porque estos años, sin saber muy bien el motivo, llueve el otoño y llueven guerras.  Como hojas que caen, sin dar ningún tipo de explicación, en nuestra #Rutina.