Ávila del Rey y la Barcelona Ciudad Condal –distantes en todo– están en idéntica situación política. Sus regidores no tienen presupuestos aprobados para este año y han decidido utilizar un argumento tan legal –moción de confianza–, como artificioso para su aprobación. Mientras en BCN la moción de confianza la ha perdido el alcalde y está en espera de que se presente y prospere una moción de censura –poco probable–, en AV, tras el paréntesis de la Semana Santa, Sánchez Cabrera deberá someterse a la confianza de los veinticinco concejales que representan a los abulenses.
Con su resultado –no parece que la supere, salvo sorpresa en forma de golpe de efecto muy propio del regidor– habrá que esperar otro mes para ver si la oposición presenta o no una moción de censura. Inverosímil, pero no tan descabellada. Para que esto no se repita en 2025, el alcalde, deberá buscar un acuerdo estable para lo que resta de mandato. Los más dispuestos en esta latitud son los díscolos socialistas abulenses (podrían incluso permitir que la confianza salga adelante), apoyando tras el verano un nuevo presupuesto con subida de impuestos. La cuestión será saber a cambio de que prebendas.
El debate de la cuestión de confianza (más allá de su vinculación a un presupuesto municipal, que es el todo) debe dar más de sí para una ciudad que con respiración asistida transita, si no se remedia, hacia la UVI –los datos no mienten–. La formación localista consiguió en mayo (más por defectos de sus contrincantes, que continúan, que por sus aciertos) renovar votos sin alcanzar la mayoría absoluta. Cinco años después de tomar el bastón de mando, la cuestión de confianza debe ser el espejo donde reflejar aquel fugaz cambio prometido y desvanecido. Es momento de debatir cuales son realmente los intereses –olvidados– de la ciudad hoy por hoy.
Lo de menos es ya un presupuesto (el gasto interno para el tamaño de la ciudad es desmesurado e improductivo) que, aunque saliera adelante, aún sin la moción de censura pertinente, está fallido. El termómetro de esa confianza deberá poder medir su temperatura en la calle.